Deep Blue Sea V

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Ava pasó el día entre papeles, comparando informes de transacciones, autorizaciones y mientras más avanzaba, más se percataba de que no sería tan sencillo. Amanda le había ordenado que se tomara el tiempo necesario para revisar cada documento 10 veces si debía hacerlo, pero que no cometiera errores, ni dejara pasar ningún detalle y eso hizo. Rosa solo la interrumpió para almorzar y fue inflexible en que lo hiciera en el comedor y no en el despacho, alegando que también debía pasar un rato con su hijo lo cual la relajó considerablemente. Después del episodio de crisis frente a su Jefa y el hecho de que ni siquiera los números hubiesen logrado distraerla de la conversación que tuvieron, le exigía el doble de concentración. Lo que sentía por ella era tan absurdo como real, surgiendo de la nada, miradas, intenciones, palabras nunca dichas, tan irónico como esas atracciones instantáneas y explosivas entre los protagonistas de sus novelas preferidas.

¿Qué dirían sus padres de semejantes pensamientos? Apenas si había cruzado palabra con ellos desde la muerte de su hermana, nunca les perdonó no haber estado allí para ella en sus últimos momentos y por esa razón no conocían la existencia de su hijo. No quería continuar su vida con las reglas que le habían impuesto, sobre como una hija perfecta debía ser y eso incluía pensamientos y una visión de la vida bastante arcaicos. Pero sorprendentemente no era eso lo que la mantenía alejada de Amanda y sus propios deseos. Sus padres y lo que pudiesen opinar no era el problema, sino el resto del universo y cada señal que le advertía el peligro y las consecuencias de ceder a los impulsos y caprichos de una relación más que prohibida. Empezando porque Amanda no tenía relaciones y ella ya no era una adolescente despreocupada a la que no le importaría ser un simple entretenimiento de cama.

A media tarde Rosa le avisó que la cena estaba lista, Amanda tenía otro compromiso y no llegaría hasta tarde en la noche. De esperarse dada la situación en que se encontraba la Empresa, aunque no pudo reprimirse el pensamiento molesto de que ese compromiso no fuese de trabajo. Tonterías, que existiera atracción no quería decir nada, no tenían una relación, ni Amanda le debía explicaciones. Así que se concentró en dar de comer a Sebástian, hasta que Rosa la sorprendió con un detalle. La habitación a su lado la habían transformado para un bebé con todo lo necesario, incluso ropa nueva. Una cuna, cambiador, juguetes, le prepararon en silencio durante el tiempo que estuvo trabajando y Ava se sintió más abrumada aún. 

¿Por qué hacía todo eso?¿Por ella? Una desconocida, acusada de robo. Se sentía cada vez más atrapada y en deuda aunque el gesto fuese increíble, nadie se tomaba tantas molestias por un niño ajeno, ni siquiera los hombres se esforzaban tanto en sus intentos por llevársela a la cama. Para Ava que estaba acostumbrada a comprar las cosas de uso, en rebajas y mercados baratos, a contar cada centavo para llegar a final de mes y que Sebástian tuviese todo lo necesario y aquello era demasiado. Un derroche innecesario para solo unos días de permanencia. No podía evitar cuestionarse si Amanda intentaba comprarla a través de Sebástian.

-¿Por qué lo hace? – murmuró tensa mientras observaba la habitación –No me conocía hasta ayer. Debería haberme enviado a la cárcel y en cambio me ofrece todo esto, se preocupa por Sebástian, no comprendo.

Rosa que arropaba el bebé, la miró comprendiendo la confusión y sin respuestas, porque ella estaba igual de sorprendida. Amanda no actuaba bajo ninguna lógica conocida y eso la tenía preocupada.

-Es una respuesta que solo puede darte ella, yo cumplo lo que pide.- respondió –Es la primera vez que la veo actuar así, aunque la niña Amanda es muy justa, eres inocente y el bebé también, nunca permitiría que un niño se quede solo, sin su madre.- la respuesta intrigó a Ava, que supiera Amanda no tenía hijos, solo sobrinos –Sabe lo difícil que puede ser.

-¿Le ocurrió algo?

-Amanda es la menor, su madre murió al dar a luz, el señor Daynes quedó devastado. Por muchos meses estuvo conmigo y con su hermano Nath. Fue la consentida hasta que el señor Daynes se casó nuevamente, la niña ya no era tan joven y una mujer ocupada el lugar de una madre que nunca conoció, no fue fácil de aceptar. Por suerte la señora Laura tuvo paciencia y al menos intentó ser una madre mientras Amanda se lo permitió.

Deep Blue Sea (Amanda & Ava)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora