Yannel
Suspiro. Recordar el pasado hace que todo se haga tranquilo en este lugar. Me subo a un edificio y cierro los ojos para no ver el paisaje que me ofrece el infierno.
"¿por que sigues aquí? Sabes que puedes salir al mundo humano y vivir bien ahí"
Mi tranquilidad se esfuma unos segundos. Odio es voz en mi cabeza, solo aparece para molestarme, para recalcarme lo obvio, se que puedo salir, ese no es ningún obstáculo y tener una vida mejor sin complicaciones pero tengo a Talia... No la dejare nunca por que la amo demasiado, de ser la única demonio que me defendió entre todos, que me cuido, que me quiso de verdad.
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-Mi nombre es Yannel-mi voz salía ronca, hace algunos días que no tomaba agua y el aire quemaba mis pulmones mas de lo normal gracias al azufre, a pesar de los años viviendo aquí todavía mi cuerpo no se acostumbraba del todo.
-Talia, un gusto-termino de limpiarme las heridas y puso vendas en unas cuantas en los brazos y en las piernas.
-¿por que me ayudaste?
-nadie lo hacia y no iba a dejar que esos estúpidos se aprovecharan de ti-baje la mirada ¿como podía ser así siendo de aquí?
-gracias de nuevo-sonrío, creo que nunca en mi vida lo había echo. Se sentía extraño.
El resto de los años de la niñez fue depender de ella, veía como se defendía y trataba de hacer lo mismo aunque yo no tenia su fuerza, no, yo no era un demonio... yo soy una bruja, una que nació en el infierno y que sus padres la habían abandonado.
Cumplir los quince años significaba la unión al ejército obligatoriamente. Todos los de nuestra edad estábamos reunidos en la plaza principal. Íbamos a ser marcados y para eso deberían ver nuestra vida. Tuve miedo de recordar, me puse nerviosa y quise salir de ahí pero estaba en medio de la multitud, me sentía ansiosa, quería tirarme al suelo. Cerré los ojos y alguien me agarro la mano, Talia se había dado cuenta de mi y a pesar de que ella estaba acomodada lejos de mi camino entre la gente solo para calmarme. Sonreí y la abrace... ella tenía quince y su cuerpo ya estaba bien definido sus caderas, pechos, cara. Talia tenia quince pero yo no, yo llevaba mas tiempo aquí y aun así era la mas débil, una bruja que todavía no sabia controlar sus poderes.
Llego nuestro turno y fue nuestro por que no me solté de ella no importo que tanto nos quisieran separar, yo seguía agarrada a ella y ella a mi, me acariciaba la cabeza, me decía que todo estaría bien, que no había nada de que preocuparse pero claro ella solo sabia de mi los años que pasábamos juntas.
Las imágenes aparecieron en mi cabeza, desde que nací hasta el día de hoy. Todo pasaba lento, me solté de Talia y me tire al suelo aturdida, sintiéndome indefensa por no poder hacer nada de nuevo.
Todos nos veían y no hacían nada solo eso: ver. Quería levantarme mas no podía hacerlo, mis piernas débiles que no se podían sostener en pie, mi vista borrosa que solo veía a los malditos demonios parados como estatuas o riendo no podía escucharlos por que estaba aturdida. Volite a ver a mi amiga, tenia los ojos en blanco y seguía de pie.
Como pude me levante, tambaleado me apoye en una Talia inmóvil pero no dure mucho así, volví a caer desmayada.
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-¡yannel, baja de ahí!-suspire y me levante, Talia estaba abajo ¿se habría escapado de sus deberes o ya habría terminado? Cual sea el caso llego temprano. Baje con ella y la abrace.
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comienzo oscuro
FantasyDesde el comienzo sabían que el mundo no era el lugar más soñado menos cuando se vive en el infierno. Cuando todos son enemigos,cuando los camaradas están torturando a todo aquel que llega, cuando no conoces que es el amor y no sabes que es la compa...