Chapter 2

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Durante la mañana hice caso a aquella joven y me junté con mi hermana y mis padres en la playa y aunque aún quedaban restos de preocupaciones sobre los papeles que me esperaban en la cama, rápidamente aparecía aquel desayuno y aquella nota y todo se esfumaba.

También había decidido comer junto a ellos y no había forma de arrepentirme. Mis padres parecían felices de verme disfrutar y yo verdaderamente estaba disfrutando incluso con ahora otra cosa en mi mente. Tenía muchas ganas de que llegara la noche y volverla a encontrar.

Cuando ya eran las seis, me excusé y volví a la habitación para poder ducharme y en una hora ir de nuevo a mi cafetería favorita en el mundo. Podía ser que me tomase un respiro y no estuviera todo el día trabajando, pero no iba a abandonarlo todo así sin más, tenía unas obligaciones que responder.

Antes de ir rumbo a la cafetería mi madre me informó de que irían a cenar a un Burger del cual se había encaprichado Sofía, me preguntó si quería ir con ellos, incluso sabiendo aún mi respuesta, pero cuando rechacé la invitación no sonrió triste como la mayoría de veces. Mi madre sabía que trabajaba duro día tras día para conseguir aquello que más quería y aunque a veces pensara que trabajaba en demasía, me respetaba. Además, el haber pasado gran parte del día con ellos parecía haberla tranquilizado.

Una vez en la cafetería, la camarera me sonrío con confianza y casi sin preguntar me sirvió el mismo café que todos los días. Hoy había menos gente, pero aun así reconocía a un par de personas que al igual que yo, trabajaban inmensas en sus portátiles, tablets y demás.

Como ya era normal, cené allí. Esta vez me pedí un burrito vegetal del cual me había fijado la primera vez que entré y no pensaba irme sin probarlo. Cuando de nuevo casi eran las dos, pensé en ella. Hoy no tenía ganas de irme por dormir, hoy quería verla. Después de recoger, pagar y despedirme del chico que estaba en caja y la chica que siempre me servía, puse de nuevo rumbo al hotel. Ya habían sido tres las veces en las que habíamos coincidido y yo no podía estar más agradecida a las coincidencias.

Cuando entré en recepción mi corazón empezó a latir insistente de verla. Saludé al joven de recepción, estaba tan feliz que incluso le pregunté qué tal estaba y el chico, sorprendido porque alguien le preguntase, me contestó sonriente y preguntándome a mí. Después de finalmente desearle buenas noches, fui hacia el ascensor donde no había nadie. Más despacio de lo que hacía falta, apreté el botón y esperé que tardase una eternidad en llegar para así asegurar que aquella chica me acompañase. Pero eso no parecía pasar. Me decepcioné y rápidamente me castigué por ello. Ella había sido amable conmigo, muy amable, y ahora seguramente estaría trabajando y no estaba esperando como una niña este momento. Me negaba a aceptar que yo estaba así, pero era la pura verdad.

Cuando las puertas se abrieron dieron paso a la más sola soledad, di un paso hacia delante y por última vez le di un vistazo a la recepción donde sólo había una mujer de avanzada edad hablando por teléfono.

—¿De verdad pensaba subir sin mí? —era ella.

Cuando las puertas ya habían comenzado a cerrarse, ella apareció de la nada y las puertas volvieron a abrirse cuando el sensor detecto un movimiento.

Mi corazón pasó a bombear con alegría y entusiasmo.

—Estaba comprobando qué tal iba de puntualidad —dije—, se ha salvado por los pelos.

—Le he dado suspense a la situación, no puedes negármelo —dijo.

Y yo reí cómo nunca había reído con ella presente. Ella se giró para verme y sonrió de nuevo. A este paso iba a decidir trasladarme de mi cómoda habitación a estas cuatro paredes con tal de no perderme volver a verla.

Date in the elevator [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora