– Y-ya... Ya no p-puedo... – gemía, ya no podía más, se había venido cinco veces, ambos estaban desnudos en la cama de Mauri, sus piernas abiertas, una la sotenía el mayor para poder penetrarlo y la otra estaba en el hombro de este.
– ¿Ya no? – pregunto, seguía embistiéndolo y el chico negaba con lagrimas en los ojos, él no estaba cansado, quería seguir pero podría herirlo. – Esta bien... Una última vez.
– ¡Ahh...! – grito cuando sintió que tocaban su pene para masturbarlo y venirse en la manos del mayor.
– Ahh... Que delicia – jadeo con esa voz ronca viniendo se por tercera vez dentro de él.
Salió, vio cómo su semen salía de la entrada de su pequeño, el chico se acomodó de lado, Ángel trajo una toalla para limpiarlo, Mauri se dejaba consentir.
– ¿Tienes hambre? – pregunto, el chico asintió.
– Si...
– Pediré comida... Me meteré a bañar y después te bañare.
El chico están muy cansado, solo cerro sus ojos, Ángel fue a la planta baja de la casa y ordeno mucha comida, veía que su pequeño estaba adelgazando, así que lo consentiría.
Una semana no habían salido de la habitación, le hacia todos los días el amor, Ángel le había pedido que se quedara con él, el chico aceptó y no había asistido a la escuela, encerrados en la habitación y el que más salía era Ángel, solo para pedir comida y bañarse.
Mauri solo salía cuando lo bañaban, si, Ángel no lo dejaba solo, lo cuidaba demasiado y ya no escondía sus ojos, ahora los mostraba porque su niño se lo había pedido.
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Cuando Mauri le preguntó que era, el mayor se asustó pensando en que le temería y ya no estaría en su vida, le respondió con temor y el chico solo dijo:
– Enséñame – se sentó en la cama viendo al mayor.
Este dejo salir como era, su piel era tan blanca que parecía dar un poco color lila, sus ojos completamente negros, su cabello era más largo y de su frente salieron unos cuernos, sus orejas eran puntiagudas, para los ojos de otras personas podría dar miedo pero para los de Mauri simplemente era.
–... Hermoso... – susurro, se puso de pie y lo abrazo, su piel ardía más de lo normal que quemaba pero Mauri no sentía nada, no le haría daño porque ya le pertenecía.
– ¿No te doy miedo? – preguntó.
– No... ¿Qué más puedes hacer? – pregunto.
– No temas ¿Esta bien? – asintió.
El cuarto se volvió completamente en blanco, sostenía la mano de Ángel entrelazándola, vio como muchas sombras pasaban tan rápido por todas partes, pasando de un lado a otro, escuchando susurros que decía pero no entendía porque todos hablaban a la vez y con el eco de sus voces no se entendía, se asustó pero el mayor lo tomo de la cintura para que no temiera.
Solo trono sus dedos y las sombras se acomodaron, él podía controlarlas y era muy bueno, las sombras solo tenía una boca y si te fijabas bien, tenían colmillos por todas partes.
– Ellas son mías – dijo y el menor asintió.
– Es... Impresionante –susurro. –... ¿Que más sabes hacer? – volvió a tronar sus dedo y en la punta de sus dedos, salió una flama azul, era tan hermoso para los ojos de Mauri, se acercó para tocarla pero en vez de quemarse solo sentía frío, pudo tenerla en sus manos y cuando las cerro, desapareció.
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El. (Yaoi/Gay/Mpreg)
Romance- ¿No me tienes miedo? - pregunto el de ojos oscuros brillosos, que aunque estuviera entre las sombras podía verlo con claridad esos ojos. - No. - Podría hacerte daño... - ¿Me hará daño, señor? - pregunto con timidez el oji-gris. - Nunca - conte...