DonQuixote Doflamingo

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Habían pasado ya varios días en los que te tenían encerrada en una pequeña jaula, sin alimentos ni agua, sin poder moverte y perdida ante la noción del tiempo pues aquel oscuro lugar solo podías sentir a las alimañas que en ocasiones comenzaban a subir por tu cuerpo, solo deseabas una muerte rápida pues el estar en ese lugar era peor que el infierno... los días pasaron y tu cuerpo se debilitaba más y más hasta que por fin pudiste ver nuevamente la luz del día.

El simple hecho de estar bajo la luz del sol lastimaba tus ojos, tu cuerpo entumecido a duras penas podía moverse y aun mas con la dificultad de llevar sobre tus muñecas, tobillos y cuello aquellas frías y pesadas cadenas era realmente un martirio, ya no podías más tu cuerpo en cualquier momento dejaría de moverse pero contabas con la suficiente como para llegar a lo pronto sería tu nuevo destino.

¿Cómo fue que una simple chica había llegado a tan horrible punto de su vida? Pues solo recordabas cada segundo como una banda de piratas atacaban a tu pequeña aldea, asesinado y robando, destruyendo todo a su paso como una peste y como si eso no fuera suficiente tomaban a las jóvenes para después venderlas, en un intento de huir y salvar tu vida decidiste sacrificarte regresando a ayudar a las personas heridas y fue ahí donde tu pesadilla comenzó los piratas te atraparon y llevándote al igual que muchas otras chicas a lo que ellos llamaban la "Casa de Venta", aquel lugar llevaban toda clase de personas y seres inimaginables a ser vendidos como simple mercancía para los nobles, piratas y que decir de los terribles Tenryuubitos. Mientras te lanzaban nuevamente hacia una celda mirabas a tu alrededor como los prisioneros temblaban de miedo ya que tendrían suerte algún noble o pirata los compraría pero en dado caso que un Tenryubito llegara a apoderarse de alguno preferirían morir.

La subasta comenzaba vendían a las personas una tras otra, hasta que quedaste sola en celda sabías que pronto llegaría tu turno pues podías oír los pasos de los guardias aproximándose, te sacaron de la celda a empujones y uno que otro golpe e insultos hasta llevarte enfrente del escenario.

Star: -Bien damas y caballeros hemos traído desde lo más lejano de la Red Line a esta bella doncella para ustedes, sabe hacer labores del hogar, cocinar y que decir de que posee una hermosa voz para cantar, peroooo eso no es todo pues esta joven viene ni más ni menos del ya extinta isla de momo no hana.- Todos los espectadores comenzaban a gritar de la emoción pues a pesar de que el lugar donde naciste era un lugar algo difícil de encontrar, el lugar a pesar de ser pequeño poseía las riquezas naturales eran las más extrañas atreves del mundo pues tan solo un pequeño melocotón era capaz de curar la más terrible enfermedad o herida mortal, pero aquel lugar ya no existía ahora era un simple recuerdo. –Bien comencemos con 80 mil berries, poco a poco la suma iba en aumento cuando a la vista un Tenryubito comenzaba a levantar la mano para dar su última oferta pero un estruendo interrumpía la venta.

Doflamingo: -Oe oe ¿Qué sucede aquí Star-kun? ¿Por qué sigues vendiendo personas usando mi nombre? Creí haberte dicho que este negocio estaba pasado de moda y que podías quedarte con este lugar pero, no recuerdo haberte dicho que podías usar mi nombre.- El dueño de aquella voz comenzaba a caminar entre los escombros del lugar, exigiendo una respuesta mientras que algunas venas comenzaban a marcarse en su frente.

Tu: Solo te dedicabas a mirar aquel hombre alto, que sobre su espalda llevaba un enorme abrigo de plumas rosadas y unos oscuros lentes de sol que al parecer ocultaban su ira.

Star: -N-no... no no es lo que parece Doflamingo-sama, y-yo pensaba darle el 85 por ciento de las ganancias... y-yo...- Aquel hombre retrocedía tembloroso pues el haber desafiado a Doflamingo era buscar la peor muerte.

Doflamingo: Tan solo con un movimiento de sus dedos corto aquel hombre quien dirigía la casa de venta, la sangre salpicaba los muros y algunos de los nobles que estaban presentes, los gritos de horror venían uno tras otro, todos intentaban huir pero el miedo en sus cuerpos los traicionaba excepto por un Tenryuubito, quien apuntaba su arma hacia el enorme rubio.

Tenryuubito: -Tu maldita basura como te atreviste a ensuciarme con la sangre de un miserable humano.

Doflamingo: Solo le daba la espalda pues no le interesaba en lo más mínimo acabar con un Tenryuubito, no ahora que todos sus planes estaban saliendo a como lo había planeado.

Tenryuubito: -Te atreves a darme la espalda insolente.- Con la mano temblorosa accionaba el gatillo saliendo a toda velocidad el proyectil que se dirigía a la espalda del rubio, pero antes de que esta llegara a su destino tu habías saltado interponiéndote y recibiendo el disparo en tu pecho.

Doflamingo: Dio media vuelta encontrándote a ti en suelo comenzando a desangrarte. –Oi ¿Por qué hiciste eso?- Preguntaba en tono neutro, mirándote por encima del hombro pues que tonto se atrevería a recibir una bala por el siendo uno de los más fuertes Ouka Shichibukai .

Tu: Cada vez tu respiración se volvía más lenta y sentías como tu cuerpo comenzaba a enfriarse, pero aun con tu voz débil respondiste a la pregunta de aquel hombre que con tan solo nombrarlo las personas temblaban de miedo. –Y-yo también m-me pregunto por qué lo hice... s-supongo que fue en agradecimiento... o tal vez... p-porque ya no tengo nada por que vivir...- Tus parpados se hacían más pesados al punto de tu vista se nublaba. –P-pero... simplemente y-yo quise hacerlo...- sonreíste leve hasta que por fin tus ojos se cerraban ya no sentías dolor, ya no había preocupaciones ya no había más dolor.

Doflamingo: Se inclinaba hacia dónde estabas cortaba las enormes cadenas en un único movimiento de sus dedos pues este era capaz de controlar finos y pequeños hilos que poseían el filo de una espada o katana, se inclinaba hasta a ti y te levantaba entre sus brazos mientras este reía. –Vaya mujer, arriesgar su vida por un desconocido o simplemente buscar la muerte de una forma tan absurda, bien supongo que me agradas.- Hablaba para sí mismo mientras caminaba hacía la salida del lugar llevándote consigo en brazos.

Tenryuubito: -Espera insolente plebeyo esto no se quedará así...- Apuntaba nuevamente su arma hacia el rubio, pero antes de que escupiera cualquier otra tontería los hilos habían cortado todo a su paso.

Trebol: -Doffy, no debíste cortar a todas esas basuras ¿Qué pasara si los de la marina se dan cuenta de que fue fuiste tú, eh, dime Doffy, Dime?- Preguntaba con tranquilidad un hombre mayor mientras viajaba sobre la espalda de un hombre realmente robusto cuya dentadura era realmente pronunciada y sobre de esta había un tatuaje de lo que parcia ser una cara sonriente.

Doflamingo: -Haha no se darán cuenta por que no habrá evidencia alguna, simplemente borrare todo.- Dicho esto comenzaba a balancearse entre los finos hilos, movía sus dedos a un suave ritmo cortando todo a su paso, hasta borrar de la faz de la tierra aquella isla. –Ves, ahora como comprobarán que fui yo.- Respondía de forma sínica mientras mostraba al hombre mayor una sonrisa de maldad pura.

Trebol: -Por cierto Duffy, hey Duffy hey ¿Qué piensas hacer con esa chica?- Señalaba a la joven que llevaba entre su brazo.

Doflamingo: -Quien sabe haha pero de momento sería aburrido que la dejará morir, así que mejor regresemos.- Respondió con una carcajada mientras se balanceaba entre los hilos de regreso a Dressrosa.

One Piece - One Shot DoflamingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora