La música llenaba mi cabeza con sonidos hermosos, cerré mis ojos y disfruté de cada instrumento de la canción, cada estrofa, cada palabra. Recostado en el piso de la recamara después de un día largo y agotador, de tener que leer infinidad de libros para entender la formación de la placenta en el desarrollo embrionario, logré tener un momento de descanso, y decidí regalarle mi tiempo a la música.
Arrojé mis cosas al piso y recordé que por accidente había guardado los earpods de mi mejor amiga en mi mochila y sin dudar los conecté al iPhone y reproduje lo primero que estaba en mi lista de canciones. Me tiré al suelo y cerré los ojos, las canciones continuaron sonando y sonando, y llegué a un momento de tranquilidad, de paz, el momento cuando estás a punto de dormir y el tiempo comienza a pasar lento, tus pensamientos se vuelven más profundos, la imaginación vuela, olvidas donde estás y simplemente te concentras en seguir en ese momento fascinante. Y cuando menos te das cuenta tu mente divaga por todos lados y comienzas a crear un mundo dentro de ti, las cosas que creías imposibles ahora son posibles, tú eres el dios de esa realidad y puedes hacer lo que se te plazca. Aunque ciertas veces llega algo que controla tu pensar. Comencé a viajar en mis pensamientos, recordar lo bueno y lo malo que había hecho, los momentos hermosos que había vivido y los momentos asquerosamente horrendos que había tenido. Y de forma espontánea un aroma ajeno a la habitación llegó a mi nariz, era un olor maravilloso, me llevó a imaginar lo inimaginable, un perfume de mujer exquisito que alegraba mi momento de transición al sueño. Sin darme cuanta me fue atrapando, llevándome a su realidad, sacándome de la mía, tomándome de las mejillas y arrestándome cariñosamente hacia ella.
Me centré tanto como pude en su realidad que me desprendí de la mía, era un aroma conocido, un perfume que olía todo los días, pero no tenía idea de en dónde. Me hizo feliz, alegre, contento, me hizo subir y bajar de una nube, llegar al espacio y regresar, volví a nacer una, dos, diez veces. Me dio felicidad, sobre todo felicidad, amor, cariño, pasión, emoción, felicidad. Desperté. No, no deserté, seguía en ese viaje, en su realidad atado a ella por sus suaves manos que tomaban y acariciaban mi rostro a la vez. Una silueta femenina apareció por la parte superior de mi rostro, se postró por encima mío, colocando sus ojos a la altura de los míos y me miró fijamente. Intenté enfocarla y pregunté desconcertado ꟷ¿Es tuyo este aroma?ꟷal mismo tiempo que se acercaba más, y continué ꟷTengo que saber. Esta sensación es extraña, es asombrosa y aterradora, me siento contento, alegra de poder disfrutar de...ꟷ Sin poder terminar la frase me quedé mudo, su rostro estaba muy cerca del mío y podía verla completamente. Un rostro alargado, delgado y con facciones definidas, una mujer hermosa, con pómulos bellamente maquillados, un tono de piel cálido, con cabello lacio de color negro, ojos marrones, con los parpados perfectamente delineados con color negro y unas pestañas largas con rímel que eran cubiertas por unos lentes de marco morado, acompañados con una mirada un tanto inexpresiva. Su nariz definida, como ver una pequeña uva. Unos labios perfectos con un labial color carmín que los hacía ver aún más perfectos. Estiré la mano lentamente para tomar su rostro. Me tenía hechizado, me tenía atrapado en su mundo. Tomé suavemente su rostro a la altura de la mejilla y comencé a acariciarla con el pulgar, la sensación era indescriptible, estaba encantado con esa mujer, respiré hondo y regresó a mi ese maravilloso perfume, y yo seguía atrapado entre sus manos y sus preciosos ojos. ꟷ¿Te levantas ya?ꟷDijo, con un tono de voz encantador al mismo tiempo que sonreía y su rostro mostraba una expresión cariñosa, linda, cálida. Y continuó ꟷSe nos hará tarde y no podremos llegar a claseꟷ. Torció la boca e inclinó la cabeza hacia un lado sin despegar su mirada de la mía.
ꟷ¿De verdad tenemos que ir? ¿No nos podemos quedar acosados en el piso? ¿Disfrutar de no hacer nada?
ꟷNo. Tenemos que ir a la universidadꟷ. Me tomó del brazo y comenzó a tirar para que me levantara del suelo ꟷlevántate, ¿O te vas a quedar ahí todo el día? ¿Me voy sin ti?ꟷ.
Abrí los ojos y seguía tirado en la piso. Bajé de mis sueño y volví a tocar tierra, tristemente volví a tocar tierra. Yo seguía ahí, solo en la habitación, con sus earpods puestos, con su olor a perfume en el cuello y su recuerdo que se perdía entre pensamientos distantes y, sobre todo, la razón de porque ella me llevó tan lejos. Logró llevarme fuera de mi cuerpo con el simple recuerdo de su perfume, su forma de sonreír, su particular forma de mirar. Sin estar a mi lado puedo sacarme de mi pensar y llevarme al suyo, hacer conmigo lo que quisiera sin siquiera poder defenderme, a su merced, a sus manos, a sus pies.
Decidí que era momento de levantarme del piso, tenía que ir a la universidad, tomé mi iPhone, quité los earpods y como pude me levante del suelo, sacudí mi ropa, tomé mis cosas y con toda la pereza del mundo salí de la casa. Caminé 20 minutos hasta llegar a mi salón en el segundo piso de un edificio inmenso. Abrí la puerta del aula y, para mi sorpresa, estaba ella, la mujer que logró sacarme de mi realidad inventada por mi subconsciente en la transición del sueño. A fin de cuentas, debía devolverle sus earpods.
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Transición de un perfume.
Random¿Cómo un mágico aroma puede llevarte lejos de tu realidad?