1: Boom, boom, booom.

97 20 17
                                    







Pasaba de la media noche y yo caminaba bajo la luz de la luna, asustada y nerviosa.

Me había escapado de mi casa, gracias a uno de mis caprichos. Lo he hecho cientos de veces y muchas de estas, sin razón alguna, por aburrimiento, por una pequeña pelea con mi padre. Pero había algo diferente esta noche, o algo diferente en mí.

Sentía náuseas.

Algo no estaba bien.

Seguí caminando, dándome cuenta que en realidad, no tenía a donde ir, ¿a casa de Nanna, mi abuela, por cuarta vez? No. Y sabía que tampoco podía pedirle a Kyle que me dejara dormir en su apartamento de nuevo.

Quería regresar a casa, pero no pensaba darle el gusto a mi papá de verme sucumbir. Me había gritado todo tipo de cosas horribles por haber reprobado casi todas las materias y yo decidí irme de nuevo, pero esta vez planeaba, rezaba por aguantar lo suficiente como para hacerlo sufrir y buscarme. Y ojalá, pedirme perdón.

Escuché un ruido atrás de mí.

Y me quedé inmóvil, sin respirar ni hacer ningún ruido, para después darme cuenta que no era nada.

El viento gélido soplaba sobre mi rostro, a tal punto que casi no podía sentir mi nariz.

No supe por qué, pero me sentía demasiado sola y quería llorar.

Unas risas me sacaron de mi autocompasión.

Eran un grupo de tipos que salían de una casa a unos metros de donde yo estaba. Pude notar que varios de ellos traían cigarrillos y botellas de alcohol.

Cuando se pusieron debajo de una farola, y esta los alumbró, el estómago se me revolvió al notar que traían pistolas.

Mierda, mierda, mierda.

Me di media vuelta e intenté alejarme sigilosamente, pero al dar primer paso, pisé una hoja seca y todo mi rostro se tensó.

Estúpida.

Los chicos siguieron riéndose y por un momento pensé que no me habían escuchado hasta que uno de ellos habló.

—¡Eh! —gritó una voz—. ¿Por qué no vienes a tomarte un trago con nosotros?

Intenté seguir caminando, apresurando el paso lo más que pude.

—No seas penosa —escuché de nuevo—. No nos hagas ir por ti.

Siguió hablando, pero esta vez en un murmullo, y el resto del grupo se partió de la risa de lo que sea que haya dicho.

Maldije mis circunstancias, dudando qué hacer, ¿ir con ellos y que me mataran a sangre fría? ¿O huir y que me asesinaran a balazos en el intento? Ninguna de las dos opciones me convencía, pero me fui por la primera. Quizá solo querían charlar, y tal vez me dejaran ir pacíficamente. Pero si corría, ¿qué tal que sí me perseguían, y aun peor, me vieran como presa? Si no es que ya lo hacían...

Me di la media vuelta y ellos soltaron gritos y risas victoriosas.

—Qué lista —habló uno de ellos, el mismo de las veces anteriores—. No era tan difícil, ¿verdad?

Me acerqué lentamente, intentando actuar normal, segura y tranquila. Y por supuesto, fallando. Al acercarme más, los pude ver de cerca, eran cinco, todos altos y musculosos. Todos iban vestidos de negro y varios de ellos eran sorpresivamente guapos.

—¿Y cómo te llamas? —me preguntó el mismo, con una media sonrisa mientras se acomodaba el cabello castaño debajo de una gorra negra. Los demás miraban expectantes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 21, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BANG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora