Bienvenidos a California decía el cartel de la entrada, no me molestaba pero tampoco me alegraba, todo a mi alrededor me daba igual desde que mamá murió, las cosas ya no eran iguales en mi vida se había vuelto monótona, mi padre ya no tenía tiempo, para mi hermano y para mi así que prácticamente vivíamos solos, entre su trabajo y los viajes solo lo veíamos uno o dos días a la semana, que era suficiente, vivíamos con Gail, nuestra nana desde que murió mamá, nuestro padre la contrato, para que se hiciera cargo de nosotros mientras él no estaba, ella es muy dulce y atenta con Mike y conmigo, no sé dónde estaría si ella no estuviera. La idea de hacer amigos nuevamente me aturde, conocer nuevas personas no es lo mío me gusta relacionarme con nadie prefiero quedarme en casa con mi hermano a estar en una fiesta, no soy nada amigable la mayoría del tiempo me la paso sola y voy al instituto por obligación si no estudiara desde casa, no me gusta el alcohol, ni las drogas, aunque habían sido mi refugio cuando mamá murió, no me gustan porque fue muy difícil para mí dejarlas y me destruyeron, gracias a Melissa ahora estoy bien en lo que cabe, Melissa es mi terapeuta y la de mi hermano hace 2 años, mi padre pensó que necesitábamos ayuda, ya que por un largo tiempo dejamos de comer y no salíamos de nuestras habitaciones, ni hablábamos con nadie, era preocupante, pero al principio no quise asistir a las terapias, solo Mike lo hacía.
Salí de toda esa mierda por él, porque no quería que me viera mal, quería que él se sintiera apoyado por mí y llegar drogada a casa no era un gran apoyo para él, tuve problemas de ira por mucho tiempo, cosa que ahora controlo con medicamentos al igual que los trastornos de sueño, estaba destruida, mis pómulos se notaban mucho al igual que mis ojeras, mi padre estaba muy preocupado, pero él también estaba mal, después de muchos meses accedí a ir con Melissa, y fue de gran ayuda, ella y Gail son con las únicas personas con las que soy sincera, Mike tiene tan solo 12 años pero entiende cada cosa que le dices, él es muy callado, no le gusta tener amigo y no sale mucho de su habitación, él no estaba nada contento de venir aquí pero ya se le pasaría.
Llegamos a la casa, que a decir verdad era bastante lejos, casi a las afueras de la cuidad, tenía una entrada muy linda, se abrieron las puertas y el auto entro, Mike solo miraba detenidamente todo, la casa era muy linda de color blanco, con ventanas muy grandes de vidrio, me gusta.
Mi papá y Marco su chofer comenzaron a bajar todo el equipaje, yo tome de la mano a Mike, para ir a ver la casa, era muy grande y estaba amoblada, tenía muchas pinturas, en la sala había un piano de cola en color negro- para Mike- muy lindo, que, hacia juego con un gran sofá en L, el comedor era de 6 puestos en color blanco, lo que más me gustaba era el olor de la casa era una combinación entre canela y manzana, sin dudar mi favorito.
-Abbie, tú habitación está arriba, al igual que la de Mike- dijo mientras respondía una llamada en su teléfono.
-Está bien.
Comencé a subir las escaleras mientras mi hermano me seguía ninguno de los dos decía una palabra, solo mirábamos a nuestro alrededor, las pinturas seguían por el pasillo de la escalera, esto era muy lindo, a decir verdad.
Supuse que mi cuarto era el primero, entre y efectivamente si lo era, todo era de color blanco, excepto las cortinas que eran de color dorado y caían en pliegues hasta el suelo, había una cama matrimonial, un espejo muy grande y una alfombra que cubría todo el piso, una pequeña lámpara colgada en el techo. Todo muy...limpio.
Eran pasadas de las 9 de la noche y a decir verdad estaba un poco cansada del viaje y mañana tenía que ir a mi nuevo instituto, no tenía apetito así que no baje a cenar y me acosté a dormir de inmediato.
Abbie cariño despierta.
¿Mamá?
Cariño estoy aquí.
Mamá ¿dónde estás?
Aquí.
¡No! Tú no por favor, donde está mi madre.
Ya no está. Por fin solos Abbie.
¡No! Me desperté sobresalta, no por favor, no otra vez necesito dormir, otra vez ese maldito sueño, tengo hambre y mucha sed, miro el reloj de la mesita y solo es media noche.
Bajo a la cocina y por suerte no hay nadie despierto, escucho un vago sonido, y no estoy segura de lo que es, tomo el vaso con agua y me dirijo a la sala, como era de esperarse era Mike, tocando el piano, desde que mi madre murió él no duerme y si lo hace es en la madrugada, mientras tanto toca el piano y dibuja, pero casi nunca habla, reconozco enseguida la melodía es Dressed in black de Sia, me acerco lentamente a él y me siento a su lado en seguida voltea pero sigue tocando, me gusta verlo de esa forma en la madrugada ambos somos más vulnerables el uno del otro, toca con los ojos cerrados y sus pequeños dedos recorren las teclas del piano con una destreza mágica, cierro los ojos y me dejo llevar por la melodía que me lleva a un lugar que solo yo sé que existe, abro los ojos cuando Mike ha dejado de tocar, veo que ya está cansado se han hecho la una, sé que no se dormirá pero ya no quiere estar aquí, así que nos levantamos y subimos a mi habitación, él se acuesta a mi lado sin decir nada y veo como mira el techo, me duele ver sus ojos, esos ojos idénticos a los de mamá, su cara es delicada pero sus ojos no muestran más que tristeza.
-Abbie- Musita.
- ¿Sí? -digo con los ojos cerrados.
-La extraño-dice muy muy bajo, pero aun así puedo escucharle.
-Yo igual, más que nunca- susurro, y abro los ojos.
-Estamos bien.
-Estamos bien.
-Te amo Abbie-dice y cierra sus ojos.
-Yo igual- susurro y me quedo dormida.

ESTÁS LEYENDO
Change me.
Romance-¿Por qué siempre que trato de acercarme a ti, huyes como si me tuvieras miedo? -dice con algo de desesperación y veo cómo espera con ansias mi respuesta.-Por qué no quiero estar cerca de alguien tan superficial como tú.