El comienzo.

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1615 D.C

-Dígame por favor que se va a poner bien -pregunta Samuel, quien tenía la cara adornada por unas oscuras ojeras de tantas noches en vela-

-Me temo que no puedo decirle eso, mi señor, no sé con exactitud que tiene el joven Guillermo, las fiebres altas, su palidez... No creo que pase de esta noche, mi señor, siento ser yo quien le diga esto, pero es mejor que se despida del ahora. -le comenta el doctor quien estaba bañado en sudor por el clima que azotaba la ciudad en ese tiempo-

Samuel Baja la mirada y le da unos golpes suaves en la espalda al médico para que se retirara, sin levantar la mirada se acercó hasta la cama donde había estado acostado Guillermo los últimos 3 meses. Sus manos le sudaban, y su respiración era cada vez más forzada, sentía la impotencia de ver morir al amor de su vida, sin poder hacer nada.

-No... No pasa nada Samuel... Hicimos lo que estaba en nuestras manos, ahora es momento de separarnos -dice Guillermo mientras la tos le cortaba las palabras-

- ¿Qué no pasa nada? Todos nuestros planes de vivir juntos para siempre, todas las noches en que nos quedábamos dormidos mirándonos el uno al otro, sentir tu mano sobre la mía cuando tenía miedo de hacer algo, todos los lugares que planeábamos visitar, ¡TODO SE FUE! Todo por esta maldita enfermedad que me está arrebatando a la persona que más amo, tantos criminales en prisión, tantas personas malas ahí afuera y tiene que llevarse a la persona más dulce y tierna que el mundo conocerá... -Samuel siente la mano de Guillermo buscando la suya-

-No digas esas cosas Samuel, mi vida no vale más o menos que la vida de otras personas, vamos anima esa cara, no quiero irme llevándome esta imagen tan triste de ti. -dice tratando de sonreír, pero la tos lo vuelve a atacar-

Samuel le sostiene la mano y trata de sonreír para poder que Guillermo se calmara, por dentro sentía un calor, una rabia insaciable, no sabía porque el mundo se había empeñado en hacerlo sufrir de esta manera, cuando Guillermo se quedó dormido salió furioso de su casa a caminar para poder calmarse, soñaba con poder encontrar a alguien haciendo algo malo, para poder darle una paliza y defenderse tras la excusa de que solo quería ayudar, para su suerte, las calles estaban vacías, más de lo normal, al final de una calle rodeada de casas se podía ver como algunas linternas iluminaban, una especie de tienda, se acercó pensando en que sería una especie de bar clandestino, ¿qué mejor para aliviar los pesares que una buena cerveza? Se decía mientras se acercaba. Al entrar se encuentra a una hermosa mujer, sentada tras una mesa, jugando con algunos naipes del Tarot. No paso mucho tiempo y aquella señora levanto la mirada.

-Pero mira que nos ha traído la noche, un joven buenmozo -dice con una voz muy calmada-

- ¿Qué es este lugar? -pregunto Samuel intrigado-

-Pues con esa pregunta no obtendrás ninguna respuesta -comento la mujer mientras sacaba otra carta de la baraja- la pregunta que deberías hacerte es ¿Qué quieres que sea este lugar?

- ¡No estoy para juegos! -dice Samuel molesto- Pensé que esto era un bar

-SI lo que de verdad quieres es un bar, pues que sea un bar -dice la mujer regalándole una mirada un tanto extraña-

-Eso no es lo que de verdad quiero -dice Samuel dudando a la pregunta-

-Entonces cuéntame ¿Qué es lo que buscas en un lugar como este?

-Creo que lo que de verdad quiero, no lo podre encontrar aquí -dice dándole la espalda-

- ¿Qué pierdes si lo intentas? A como lo veo yo, ya no tienes nada que perder.

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2016 ⏰

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