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Hola de nuevo 7u7 Esta es la segunda parte de Déjame Soñar, que está en mi perfil (@CarliGGSheeran), si no la has leído... no leas ésto, te lo suplico; ve a lee la  primera parte. Si ya vienes de por allá, bienvenido de nuevo 7u7 Y disfruta.

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Bethany-

Toda la clase de biología mantuve una expresión angustiosa que no me permitió enfocarme para nada en la ridícula gesticulación de mi profesor. ¿Cómo podía estar tranquila sabiendo que Harry seguía en la enfermería? Imposible
Ni siquiera tomé apuntes a pesar de saber que la fecha del examen semestral se acercaba. No significaba que no me importara, simplemente un tema de mayor importancia ocupaba mi cabeza. La imagen de Harry escupiendo sangre se repetía una y otra vez hasta hacerme perder de vista lo que tenía delante de mí.

Conforme la hora del timbre se acercaba, el sudor mojaba mis manos y tenía que tragar saliva con tal de hablar. Sabía que Calvin y yo tendríamos consecuencias, el diminuto profesor de química lo había dicho en el patio. Siempre que estaba en problemas (lo cual sucedía pocas veces) me preguntaba qué sería lo peor que podría pasar. En este caso podía verme suspendida en temporada de exámenes... porque se suponía que la escuela no era lugar para relaciones más allá de la amistad, mucho menos teníamos permitido sacar a colación nuestros "problemas amorosos " ahí.

En cuanto el receso inició me dirigí a la enfermería con paso veloz. Tuve que esquivar el mar de estudiantes y uno que otro intendente barriendo. Bajé los primeros pisos del edificio a trote antes de cruzar el patio. Una vez ahí me puse de puntillas frente a la ventana en busca de Harry.

Un peso se evaporó de mi pecho poco a poco al verlo despierto, magullado, pero despierto. Se encontraba sentado en la sala de estar de la enfermería mientras sostenía el vendaje de su frente. En su otra mano llevaba el típico té de manzanilla que daba Bety, la enfermera. No importaba cuál fuera tu dolencia, ella pretendía arreglarlo todo con sus infusiones. ¿Cólicos? Té de manzanilla. ¿Dolor de cabeza? También té de manzanilla. ¿Mareos? ¡Té de manzanilla!
Varias veces había pensado presentarme con ella, decirle que estaba embarazada y ver si empleaba su humeante té. Sólo era una curiosidad mía...

Sacudí la cabeza al notar que ya estaba divagando. De un rápido movimiento revisé la hora en mi celular y lo volví a guardar en mi bolsillo trasero; debía acudir a la oficina del prefecto.

(...)

Martina solía ser una mujer muy tranquila. Se la pasaba gran parte del día sentada detrás de un escritorio atendiendo a cualquiera que quisiera tratar con el director o el prefecto, y siempre que la saludabas te obsequiaba dulces viejos que guardaba en un frasco misterioso. Pero ese día ni siquiera me sonrió y tampoco me ofreció sus podridos dulces.

—El prefecto está ocupado. Espéralo pasando esa puerta —me indicó sin despegar la vista de su computadora.
La recepción era una estancia mediana que siempre estaba helada por el aire acondicionado, olía a una mezcla de menta y asientos de piel nuevos. Las paredes estaban adornadas con cuadros más viejos que los dulces de Martina y algunos documentos universitarios de los profesores.

Jamás había reparado en la puerta, de modo que cuando la secretaria me dijo que pasara, dudé unos segundos en hacerlo. Detrás de ésta me topé con un salón de clases casi vacío... porque para mi sorpresa y mala suerte, ahí estaba Calvin.
No sabía de la existencia de ese lugar hasta entonces. Seguramente sólo los problemáticos de la escuela lo conocían, y ahora yo era una de ellos. Los pupitres de paleta estaban formados en hileras frente a un pizarrón verdusco, además de un escritorio de madera que Dios sabe cuándo había sido la última vez que se había usado.

Déjate EnamorarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora