Capitulo 1

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Oh si, esto es vida. Nada mejor que estar un viernes por la noche, en una biblioteca en el centro del pueblo, leyendo la historia de dos personas rebeldes, opuestas, pero sumamente interesantes. ¿Algún día tendré yo la oportunidad de vivir una historia de amor así? Tan candente. —Ña, las historias de amor, solo son eso, simples historias.

Me encuentro leyendo el último capítulo del último libro, de mi trilogía favorito "Pídeme lo que quieras" —no me juzguen, me enamore de los personajes no de lo que hacen.

Justo cuando estoy por la parte en la que Eric le pasa el chicle a Judit, como cuando se conocieron. Alguien arrebato el hermoso manuscrito de mis manos.

—¿Pero quien Diablos se atreve... —cuando me voltee mis palabras se quedan trabadas.

—Anda Anna que te haz pasado dos semanas en esto y no me haz puesto atención. ¿Donde quedo el no dejar a tu hermanita abandonada por un libro?

—No te quejes Enna que cuando te leíste los tres libros de Cincuenta sombras de Grey y me dejaste sola como un cachorrito, yo no me queje. Bueno puede que si me allá quejado un poquito, pero nunca como tu.

—Ese no es el caso. El problema es que Mercedes va a cerrar la biblioteca y ya mamá nos está esperando en el estacionamiento... Y tu aun no te despegas del libro este. ¿Que diablos es lo que le encuentran de divertido a leer la historia de dos personas que le gusta fornicar sin parar?

—Hey... Hey sin ofender. Que muy entretenida estabas leyendo Cincuenta. Ahora no me jodas a mi. Mejor ve y dile a mamá que en cinco minutos bajo. Inventate algo.

Ella frunció los labios como de costumbre, pero me entregó el libro.

—Te amo, eres mi hermanita favorita —sonreí sin poder evitarlo.

—Dud¡ Soy la única —respondió sonriente.

Me concentré en terminar el libro. Como leo muy rápido. Creo que en menos de quince minutos termino.

Amo tanto a estos dos personajes que si hicieran una película con sus cuatro libros, sería la primera en comprar las boletas. Alguien volvió arrebatar el libro se mis manos.

—¡Hija de tu madre! —dije exaltada sin siquiera voltearme. Pues estoy segura que es mi hermana Enna por joder la paciencia.

—Ya vamos a cerrar niñata y eres la única en el sitio —dijo una voz masculina.

Me voltee sin pensarlo. Y me tope con un chico —Que Lucía realmente enojado—. Pero al tomar en cuenta que me quito mi libro, estoy mas enojada que él.

—¿Nadie te enseñó que las cosas no se arrebatan? Estúpido. Pedante de mierda —repliqué.

—Anda lárgate, y no hagas berrinche, que ya he tenido suficiente de fresitas como tu, por el día de hoy —escupió todas y cada una de las palabras.

—Que te den —le quite mi tesoro de las manos y me destine a marcharme.

—¡Oye! los libros no pueden salir de aquí —lo escuché decir mientras me perseguía.

Definitivamente este chico me cae mal. Muy muy muy mal.

—Detente, niña —se abalanzó sobre mi, haciéndome caer de bruces contra el frío suelo de la biblioteca.

Podría ser que él al darse cuenta de que me esta aplastado se quite. Pero solo podría ser. Porque por el contrario a lo que podría ser, el infeliz sigue encina de mi.

—¿Te quitas de encima? —poco a poco volví a sentir libertad para mover mis músculos.

—Ven, te ayudo —me tendió su mano y por mas que me quiera negar. Sola no me puedo levantar del suelo.

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