Enma
Lucy me había invitado a entrar a su casa, solo quería regresarle su espada, pero ahora me encontraba dentro de su hogar, fuimos a sentarnos en su sala principal que tenía una enorme chimenea y un gigantesco candelabro colgando del centro del techo sobre nosotros, Hubo silencio por unos segundos y ella solo se limitaba a verme directo a los ojos, era notorio que también estaba algo incómoda por la situación.
– Perdón si te estoy incomodando, pero solo viendo a los ojos a las personas se puede saber si mienten o no, te voy a hacer unas cuantas preguntas, para saber si puedo confiar en ti – Explico sin cortar la conexión visual entre ambos, esto era algo raro, pero podría estar viendo el rostro de Lucy durante horas y eso no me molestaría.
– De acuerdo, pregúntame – Le dije mostrando un poco mi nerviosismo, ya que a decir verdad, mi mente no podía asimilar el hecho de que durante el juego Lucy se había enamorado de mí, pero perdió los recuerdos de eso y eso era una puñalada para mí.
– Bien, pregunta número uno, ¿Tú robaste mi espada? – Ella Comenzó.
– No – respondí enseguida.
– Pregunta número dos, ¿Tu amigo Marco robó mi espada y tú sólo querías devolverla? – Fue su segunda pregunta.
– No – Respondí sin vacilar.
– Pregunta número tres, ¿Cuánto tiempo llevas con mi espada? – Dio su tercer cuestionamiento.
– 3 días, pero no sabías cómo regresártela – Respondí desviando un poco la mirada
– Pregunta número cuatro, ¿Me estás escondiendo algo? – Esa pregunta estaba fuera de tema, pues había dejado de preguntar sobre su espada y ahora estaba haciendo una pregunta a la que pensé un poco antes de responder.
– Sí, pero créeme que todo lo hago por un bien mayor – Fue mi respuesta.
– ¡Bien mayor, que estupidez más grande! ¿Todo es un chiste para ti? – Cuestiono.
– Escucha Lucy, sé que no confías en mí, pero yo sí confió en ti – Dije con calma total.
– ¿Entonces... por qué no me dices eso que me escondes? – Nuevamente cuestionaba.
– Porque si te lo digo, tú no me lo perdonarías, y yo tampoco – Respondí antes de volver a desviar mi mirada de la suya, hubo un silencio enorme, ya no podía seguir viendo a Lucy a la cara, en su lugar yo no confiaría en alguien como yo, Lucy dio un gran suspiro y de una mirada pude apreciar que en sus ojos, había dudas hacia mí.
– ¿Y dime, te gustan las espadas? – Cambio de tema.
– ¿A qué viene eso? – Cuestione.
– Ven conmigo – Respondió siendo la primera en ponerse de pie, pidiéndome seguirla, Lucy me llevó a un nivel inferior de la casa, siendo un sótano al que llegamos después de bajar por unas escaleras, Lucy abrió una enorme puerta de madera por la cual entramos, y encendió el interruptor de la luz, dejando a la vista lo que era un cuarto enorme con una muy buena iluminación que me cegó por unos segundos, en las 4 paredes de ese enorme cuarto, había muchas espadas, katanas y cuchillos, algunas parecían reales y otras eran de madera o mera decoración, en el fondo había también cajas enormes, llenas de espadas que al parecer no merecían el estar colgadas en la pared de la habitación.
– Había un total de 104, algunas son reales, otras que parecen de acero son simples réplicas, y claro, también están las de madera – Explico mostrándome la colección.
– ¿Por qué me enseñas esto? – Pregunte viendo las armas más impresionantes.
– Puedo ver algo en ti, no sé qué es, pero sé que necesitas algo de mí, y lo encontrarás aquí, todo lo que vez, es mi colección personal, elige algo que te guste y felizmente te lo daré como agradecimiento por traerme mi katana o lo que alguna vez lo fue – Explico Lucy impresionándome por sus palabras, pensé que era una colección familiar, pero resulto ser personal.
ESTÁS LEYENDO
JUGUEMOS A SER DIOSES
Science FictionEnma, Lucy, David, Jenny, Marco, Vero, Carlos y Leonora. 8 chicos que más que diversión esperan una recompensa. La moral la amistad y el amor frenará a estos 8 jugadores que participarán en juguemos a ser Dioses, un juego del que poco se sabe. Las...