Abrí los ojos y el escenario era desgarrador, era exactamente el mismo de ayer, de la noche antes de ayer y de noches de hace meses atrás.
Solo podía verme ahí, parado en el centro de la carretera mirando un auto a punto de explotar pero eso no era lo extraño y yo lo sabía, eso estaba por venir a continuación...
Caminé unos metros sobre la cinta asfáltica, algunos cristales se enterraban en mis pies descalzos pero no dolía y tampoco sangraba, solo podía verlos allí enterrados hasta lo más profundo de mi piel sin impedirme seguir avanzando y sin dejar siquiera el mínimo rastro de dolor en mi.
Continúe caminando hasta llegar a ese punto donde lo extraño se hacía presente en esta patética y obscena irrealidad... Podía verme a mi mismo, tirado del otro extremo de la carretera,inconsciente y con la ropa manchada con sangre por todos lados. Esto estaba mal, tremendamente mal.
Como todas las veces, hice el intento por despertar a ese yo que yacía inconsciente pero al intentar tocarlo mis manos traspasaban mi propio cuerpo, mis intentos resultaban inútiles y no podía hacer nada más, que mirar la escena y aguardar por ese desenlace que ya había visto una y otra y otra vez.
El yo que estaba inconsciente abrió los ojos lentamente, dio un leve grito por el dolor que invadía cada centímetro de su cuerpo y después haciendo uso de las pocas fuerzas que le quedaban se arrastró con el afán de llegar hasta el auto, ¡él quería salvar a la persona dentro! Él deseaba salvar al amor de su vida que yacía atrapado entre los fierros retorcidos de lo que una vez fue un clásico, un Mustang Boss del 78 que estaba volcado en el centro de la carretera con gruesos chorros de combustible que escurrían por todos lados y que amenazaban con hacer explosión en cualquier momento sin nada que lo impidiera.
Mi otro yo continuaba arrastrándose por la carretera con el afán de llegar hasta allí y salvar a aquel que una vez dio su vida por él y juró hacerlo mil veces más, incluso volver de la muerte si la ocasión lo ameritaba pero de pronto una chispa hizo que el Mustang volara en mil pedazos.
Las lágrimas rodaban por mis mejillas al mirar la escena, no podía hacer nada para ayudarle a mi otro yo así que simplemente podía verlo allí, inmóvil y con la mirada fija al ver como el amor de su vida, se convertía en cenizas, cenizas que el viento se llevaría lenta, muy lentamente...
Alexander
Mi Todo Eres Tu...
Historia original de:
Israel Antonio Rodríguez.
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Alexander
Romance¿Que hacer cuando la locura es lo único que te mantiene de pie en una realidad donde tu familia se desmorona lentamente? ¿Que hacer cuando no encuentras la salida o, cuando creías haberla encontrado simplemente se esfuma de tus manos dejándote hund...