PRÓLOGO

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Él: un empresario exitoso, millonario, reconocido a nivel mundial… y, para mi desgracia, mi maldito jefe.
Yo: una humilde mortal, una especie de piojo con tacones, que además funge como su secretaria personal.

Soy esa mujer que, si él dice "quiero café", ya estoy corriendo como en las olimpiadas, rezando para que no se le enfríe... o me despida. Técnicamente soy su empleada, pero en la práctica, soy una mezcla entre asistente, esclava de oficina y GPS humano ("Ailaan, ¿dónde está mi agenda?").

¿Por qué lo aguanto?
Primero, porque el contrato ya está firmado (y mi alma incluida).
Segundo, porque aún no encuentro otro trabajo que pague lo mismo sin pedirme un doctorado en física cuántica.
Y tercero… porque me intimida. Sí, me intimida. Con esa mirada de CEO de telenovela, su voz grave y esa forma en que dice mi nombre como si fuera una orden militar.

Bienvenidos a mi vida. No es glamorosa, pero tiene café gratis (bueno, si lo preparo yo).

MI JEFE ME INTIMIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora