Vestida de negro y llorando como una posesa en el sofá es mi situación. Los funerales siempre pudieron conmigo, y cuando se trataba de alguien tan cercano, era aún peor.
Pero ahora ya está, se dió el pésame a la família y como no tenemos poderes para volverle a la vida, no podemos hacer nada más por ellos. Se que debe ser doloroso para ellos, y de hecho para mí también lo es y mucho. Por suerte, al lado de la izquierda del sofá tenía a mi amor, consolándome cuando era más que consciente de que, probablemente, él necesitara más ese consuelo que yo. Siempre me gustó sentarme en el lado derecho, no se porqué. El caso es que de alguna manera me sentí mal, ya saben. El pobre se fué antes de que le dijera cuatro cosas que necesitaba decirle, pero mi orgullo fue la causa de mantener mi boca cerrada. Y el hecho de estar sentada con este chico ahora ahora me hacía sentir mal, como si estuviera traicionándole. Me odiaba a mi misma ahora.
-Cariño, no llores. Ya está, por que llores no vas a volverle a la vida.-Él trataba de decir las cosas correctas, pero se notó que él no es el que sirve para eso.
Yo siempre fui la buena en eso. Las palabras eran lo mío, siempre lo fueron.
Segundos después alguien llamó a la puerta y maldecí a quien mierda fuera. Precisamente no era el momento, pero fuí a ver quién era.
Me sorprendí al ver que era un repartidor de flores, y llevaba un ramo hermosísimo de rosas blancas. Mi color favorito... Alguien quien realmente me conozca me las envió, o puede que solo una persona que dió en el clavo.
-Buenos días señora. Le traigo esto... la acompaño en el sentimiento.-El amable señor que repartía las flores.
Las miré, distraída y vi que traía una nota. La dejé en la mesita de la entrada y busqué las palabras que responder.
-Gracias, pero ¿Cómo supiste que...?-Comprendí al ver mis vestimentas y mis lágrimas que se sobreentendía.-Ah... Gracias, de verdad. Se lo agradezco.
El hombre me sonrió y yo fingí una sonrisa para después cerrar la puerta. Mis ojos fueron a inspeccionar el ramo.
-¿De quién son, cariño?-El pobre estaba tan confuso como yo.
-No lo se... a ver...-Busqué la targeta y la saqué para leerla.
"Sé que si no te digo que mires el e-mail,
no lo vas a mirar en tu vida.
Te conozco lo suficiente, morena.
Te envié un mensaje. x"
Morena.
Sólo había una persona que me llamaba así y recordé al segundo quién era.
-¿Qué es?-El pobre estaba impaciente.
-Dean. Me ha enviado un e-mail.
No podía haber sido en mejor momento. Rápido se levantó de el sofá y fue a abrazarme. Dean me marcó mucho mi adolescencia, le hice mucho daño. Después él me lo hizo a mi. Tuve que separarme de él y quedarme en Irlanda, donde estudié, porque no podía verle, eso sería muy masoca de mi parte. Demasiado.
El hombre que ahora mismo tenía abrazándome nunca supo lo que de verdad pasó entre Dean y yo, y tampoco supo que le quise. Por dios, eran mejores amigos, no quería ser yo la que les separase. Es verdad que Dean no fue el mejor hombre, y que de hecho no nos llevábamos del todo bien, pero... Joder, no se. De alguna manera conseguía que le mirase con otros ojos. Para ese entonces estuve enamorada de ese rubio, Hodei. Eran amigos con Dean, y cuando Hodei me dejó, Dean me dió consuelo. Y cuando tuve otro novio ya en irlanda cuando estudiaba, mi mente me fallaba y a veces, para estar feliz, me imaginaba que él era mi chico de rulos favorito. Styles. Mi compañero de clase de lengua.
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Naiara, ¿Quieres ser mi novia? [One Shot]
Fanfiction-¿Te acompaño a casa?-Su voz me sacó de mis pensamientos. Vaya con el chico. No me malinterpreten, me gusta. Ósea, como el amigo que es. Me gusta su compañía, pero a la vez me molesta tenerlo cerca. ¿Raro? Lo se, a mi también me lo parece. -No hace...