Capítulo 1

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Alejandro:

-Era una mañana soleada como otra cualquiera. Mientras me encontraba en un plácido sueño (un sueño imposible, como siempre, debido a que era un sueño de amor junto a la persona perfecta, sabiendo perfectamente que nada es perfecto), me empezó a sonar el despertador. Lo miré, y me di cuenta que eran las 8:15 de la mañana y que debía darme prisa en ducharme, desayunar y acicalarme para poder llegar a tiempo a mi primer día de la universidad. Me entristecía el hecho de que se hubieran pasado tan rápidas las vacaciones, aunque no me extraña, puesto que he estado bastante de fiesta con mis amigos de toda la vida celebrando que ya éramos libres de hacer todo lo que quisiéramos; pero al mismo tiempo me encontraba feliz ya que, junto a mi mejor amiga Laura habíamos hecho una espléndida selectividad, con menciones por mejores notas y habíamos conseguido entrar en la carrera que tanto ansiábamos realizar: fisioterapia. Para ser sinceros, nunca me habría imaginado que me fuera a salir tan bien, aunque también influyó el hecho de que me había pasado encerrado en mi casa sin salir a la calle durante el tiempo que nos dejaron para prepararnos por nuestra cuenta las pruebas de acceso; tanto que cuando las terminé me dio la sensación de que me había vuelto más blanco de lo que era, aunque eso ya es mucho decir. Ay va, disculpad mi mala educación que os estaba contando mi vida sin siquiera haberme presentado. Mi nombre es Alejandro, soy un joven de 18 años aunque siempre me suelen decir que aparento los 20, lo que hace que siempre me sonroje por la timidez que tengo. Soy español, pero mi madre es inglesa y mi padre italiano, hecho que ha influido en que tenga los ojos verdes azulados un tanto peculiares, que si los miras no te van a dejar indiferente. Soy rubio, pero no un rubio platino, aunque tampoco rubio castaño; más bien un punto intermedio de los dos anteriores. La gente que me conoce puede decir que soy una persona bastante abierta y sincera, pero los que no me conocen podrían decir lo contrario, pues me cuesta hablar con nuevas personas porque mi timidez me hace que no me salgan las palabras, como si me estuvieran acosando o insultando y en realidad me pueden estar preguntando mi nombre. Con respecto a mi físico, se podría decir que soy una persona del montón: no estoy gordo, porque cuido mi alimentación y voy de vez en cuando al gimnasio o salgo a correr para despejar mi cabeza en algún momento en el que me entra ansiedad o me agobia algún asunto y no sé cómo solucionarlo, pues hacer ejercicio me ayuda a pensar mejor cuando tengo ansiedad, al contrario que muchas personas, que les deja tan abatidos que no pueden pensar nada, u otra gente que fuma o come para calmar la ansiedad; pero tampoco soy una persona musculada porque no me gusta mucho hacer ejercicio para presumir de mi cuerpo como suele hacer mucha gente. Se podría decir que mi cuerpo no esta tan mal, pues tengo mis buena piernas que he sacado de tanto correr, unos brazos normales, ni delgados ni musculados, y un abdomen bien formado. Todo esto en conjunto hace que sea una persona bastante atractiva (no porque lo diga yo, sino porque la gente suele entrarme, ya sean chicos o chicas, pero mi extrema timidez no me permite conocerles, pues siempre me quedo en silencio mientras mi cara se vuelve roja como un tomate), agradable, tímida y simpática. Y no os he dicho algo que puede que no sea tan importante aunque en esta sociedad mucha gente lo tiene mas en cuenta de lo debido: soy bisexual, aunque solo mi mejor amiga Laura (si, la persona que he nombrado antes y que en un rato conoceréis) es la única persona que lo sabe, aunque no fue fácil contárselo, aunque no se lo llegué a contar porque fue ella misma la que se dio cuenta, y no porque fuese adivina, sino porque un día llegó a su casa y me pilló liándome con su hermano, que es un año mayor que nosotros. Él se llama David y siempre me había atraido, pero nunca pensé que el sentimiento fuera mutuo, porque él tenía una novia de la que tenía entendido que estaba muy enamorado de ella y llevaban tres años saliendo. Ocurrió una tarde que fui a su casa porque me estaba aburriendo en mi casa viendo la tele y decidí ir a ver a Laura para ir a dar una vuelta por Madrid a las tiendas para comprarnos algo de ropa que a mí ya me iba haciendo falta. Bueno, a lo que iba, llamé a la puerta, pero me abrió David, su hermano.

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