II/III

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"Amor y deseo son dos cosas diferentes; que no todo lo que se ama se desea, ni todo lo que se desea se ama"

Miguel de Cervantes

Recorrimos literalmente todo el centro comercial. Habíamos entrado a millones de tiendas a escoger ropa mas adecuada para el plan de Jackson. Compramos ropa casual, elegante, deportiva...de todo un poco. 

Ya habían pasado algunas horas, por lo tanto tenía hambre y estaba segura que Jackson también.

Pero al parecer había algo que era más importante.

—Jackson, te dije que no.

—Oh vamos, no seas amargada Gin —dijo haciendo un puchero.

—¡Jackson! Para de insistir, ya te dije que no iré a comprar lencería contigo —le susurré algo sonrojada.

Primero, sería demasiado incómodo. Y segundo de tan solo imaginarme a Jackson escogiendo lencería para mí...

—Ay Barbie, eres más sosa de lo que me imaginaba —bufó—con esa inocencia chica no llegaras a ninguna parte –susurró lo último en mi oído.

Me estremecí.

—¿Puedes malditamente dejar de hacer eso? —dije empujándolo para que se alejara de mi.

Jackson era un chico bastante guapo y obviamente yo soy una chica, el hecho de ser amigos ahora no me hace inmune a sus encantos.

—Oh, así que ¿te pongo nerviosa? —dijo sonriéndome de lado y acercándose de nuevo.

—Ugh eres imposible —contesté empujándolo por segunda vez consecutiva.

Jackson seguía insistiendo con lo mismo a pesar de que me seguía negando, hasta que prácticamente me arrastro hasta Victoria's Secret.

Abrí los ojos como platos.

—¡Jackson! —le pegué en el hombro.

Ni siquiera se movió, simplemente siguió admirando todos los conjuntos que estaban ante nosotros en la tienda.

—Oye ¿que tal aquel de encaje rojo? Desde de aquí se ve bastante sexy —dijo mirándome por primera vez desde que me arrastro hasta aquí.

A lo que yo respondí fulminándolo con la mirada.

—Gin vamos no seas boba —dijo con las manos juntas suplicándome— no es como si te fuera a ver cuando te los estés probando...digo a menos que...

—Ni se te ocurra terminar esa oración pervertido —lo interrumpí mientras lo miraba entrecerrando mis ojos.

Suspiró triste, de veras que era un niño.

Y yo una tonta.

Pero la verdad es que me hacía falta ropa interior y por alguna razón que aun no comprendo del todo, usar lencería me hacía sentir más segura. Sin embargo la idea de comprarla con Jackson provocaba en mí lo opuesto.

Ugh ¿Por qué todo me pasa a mí?

Me maldije mil veces por lo que estaba a punto de hacer.

—De acuerdo voy a entrar.

Rápido levanto la cabeza y juro que vi sus ojos brillar.

—Pero ni pienses que vas a estar escogiéndome lencería. Solo...ugh quítate esa idea de tu mente porque no va a pasar Jackson —dije mirándolo seria y señalándolo con un dedo.

Asintió obediente.

Entre a la tienda observando cautelosamente todos los conjuntos que se mostraban en los maniquís. Algunos eran demasiado reveladores y con mucha transparencia.

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