El prestigio y el honor del refinado apellido Villalpando, podía hacerse escuchar y reconocer por cualquiera que lo mencionase.
La cabeza de la Familia Villalpando, el Señor Martín, era el hombre más rico del mundo, pues desde pequeño, la ambición y la avaricia era algo que tenía fijo en su cabeza, tenía miles de empresas en todo el mundo, produciendo y haciéndole ganar 8 millones de dolares por hora.
Lo más valioso para el eran sus dos hijos, Braulio y Alonso Villalpando así como su amada esposa Columba.
Su atención la tenía de entre todos, Alonso, pues el sería quien quedaría con todas sus acciones, con toda su fortuna y por lo tanto lo consideraba como el tesoro más valioso que pudiese existir.
Alonso debido a la actitud de su padre, era un chico demasiado vanidoso, caprichoso y femenino.
Su habitación era la más grande de toda la residencia, incluso tenía una habitación exclusiva para sus zapatos y otras dos para sus miles de millones de prendas en todo tipo de tonos y su maquillaje.
También tenía un auto ultimo modelo que había sido diseñado para el en un tono Rosa pastel, pues así lo había decidido el joven de 17 años.
Su padre se desvivía por el, cumplía todo lo que el pelirrojo pedía, por muy tonto que fuera, incluso una de sus empresas en Europa comerciaba un perfume carisimo y en esa misma, una línea de vestidos finisimos, y todo con el nombre de Alonso.
Y Braulio no se quedaba atrás, pues el tenía una casa valorada en más de 10.6 millones de dólares que podría usar cuando fuese mayor de edad, y si al pequeño de 12 años le entusiasmaba la idea.
Su esposa, la mujer más fina y elegante, siempre al señor Martín le gustaba presumirla con sus socios, pues aquella mujer era todo una reina, siempre usando joyas carisimas, siempre perfectamente maquillada, siempre bien vestida debido al diseñador francés que había contratado exclusivamente para ella. Tenía un cuerpo perfecto y no se diga su rostro que parecía esculpido a detalle por cada uno de los dioses Griegos.
(...)
Alonso diariamente se miraba al espejo admirando su cintura, era demasiado pequeña y tenía las debidas curvas que cualquier mujer envidiaba, su cuerpo era delgado y más fino que el de una mujer incluso.
-Soy una ballena, debo trabajar más en esto -acarició su abdomen y bajo la playera rosa-
Se metió a la ducha por un largo tiempo, según el debía estar demasiado limpio siempre.
Unto sus cremas en rostro, manos y piernas esto le ayudaba a que se viera completamente hermosa su piel.
Unto de su dulce loción antes de vestirse, tomó una bata rosa y camino hacia su otra habitación para buscar su ropa.
Primero busco la ropa interior, unas pequeñas braguitas de encaje color blanco, las cuales fueron lo primero que se colocó.
Busco en su armario y como sabía que hoy saldría a hacer su manicure y una salida con sus amistades decidio ponerse unos jeans demasiado ajustados negros, una blusa corta blanca y un saco Rosa pálido. Escojo las zapatillas que usaría hoy, y la mayoría de sus tacones exedian los 15 cm, entre miles de tonos de los tacones le fue fácil dar con el tono del saco rosado.
Cepillo lindo su cabello, de nuevo aplicó perfume y tomo su bolso con su celular para bajar haciendo sonar los tacones a cada paso que daba..
-Buenos días Yoli -saludo Alonso a una de las sirvientas de la casa que lo esperaba con el desayuno-
-Buenos días niño, su desayuno esta listo, cualquier cosa que necesite me llama -sonrió y se encaminó afuera del amplio comedor.
-Yoli antes de que te ocupes en otra cosa, dile a Ernesto que voy a salir en unos minutos, que prepare el auto
-Claro que si joven -la señora de mayor edad cumplió con lo que Alonso había pedido
Entonces Alonso cuando ya nadie lo veía, tomó el plato con el desayuno lleno de calorías y lo limpio en el bote de basura, y tan solo tomo la mitad del vaso con contenido lácteo.
-Buenos Días Ernesto -Saludo cortante al joven de 21 años-
-Buenos días joven, que lind....
-Si ya se, que lindo me veo hoy, gracias pero ya te dije que tus halagos no harán que me enamoré de ti. -Alonso se metió a la camioneta-
El rubio sólo soltó un bufido de desesperación y cerró la puerta de Alonso cumpliendo con su servicio como chofer.
-Llevame a el salón de belleza, ya sabes cual y urge que te muevas mi cita es a las 11:00 am y ya perdí 2 minutos contigo.
Ernesto ya se había acostumbrado a la actitud tan pedante del menor por lo que obedecía todas sus ordenes, después de todo era su trabajo.
ESTÁS LEYENDO
Cute Whim // j.v. // jalonso villalnela
Fanfiction-¿Entonces tu no me amas? -Tu Jos, solo eres uno de mis tantos "Lindos Caprichos" acostumbrate.