II - JungKook.

307 43 12
                                    


De pequeño jamás fui querido por alguien. Me era difícil relacionarme con la gente. Mis padres adoptivos llegaron a creer que era autista.
Mis verdaderos padres me dieron en adopción ya que eran muy jóvenes para criar a un niño. Par de irresponsables.

En el colegio era muy callado y tímido, no tenía amigos. Los profesores eran malos conmigo, me dejaban sin receso sin ninguna razón, me llamaban la atención por no compartir y me castigaban por no ser un aporte a la clase. Yo les comentaba de esto a mis padres pero nunca me creyeron. Siempre estaban pendientes de sus trabajos y no tenían tiempo para mí. Creían que comprándome juguetes llenarían el vacío que sentía.

El día de mi cumpleaños mis padres organizaron una fiesta. Estuve más de dos horas sentado en la mesa esperando a que llegara algún invitado. Todo seguía intacto, los globos en su lugar, los platos con los dulces sin tocar y el pastel sin cortar.
Sabía que nadie vendría pero aún así fue inevitable no largarme a llorar. Fue algo traumante para un niño de apenas 10 años.

Mis padres estaban trabajando y cuando llegaron en la noche vieron que todo seguía tal y como estaba. Subieron a mi habitación pero no contesté. En la mañana cuando salí vi el enorme regalo frente a mi puerta. Lo vi con odio, yo no quería regalos ¡maldición!, quería amor. Enloquecí y tiré todos mis juguetes, los destrocé mientras lloraba, gritaba y pataleaba.
Mis padres asustados corrieron a mi habitación y al ver todo el desastre me regañaron. Gritaban que me calmara pero no hacía caso. Esa fue la primera vez que mi mamá me golpeó.

Luego de esa vez decidieron internarme en un colegio correcional.
Sufría de bullying allí. Se burlaban de mí al ser un blanco fácil y me golpeaban por gusto. Los fines de semana mis padres no iban por mí. Eran mis abuelos quienes llegaban para llevarme a su casa. Así fue como pasaron dos años sin ver a mis progenitores suplentes. Cuando cumplí los 12 años fueron a recogerme de aquel infierno. Mis padres llegaron pidiendo disculpas y comentando cuánto había crecido, trajeron regalos pero no los recibí. Al llegar a casa me encontré con la sorpresa de que me compraron un cachorro. Un Jack Russell. Lo llamé Bobby y se convirtió en mi mejor amigo. Jugaba con él, lo bañaba, le enseñaba trucos y dormía conmigo. Prácticamente andábamos siempre juntos.

Mis padres me inscribieron en un colegio normal y se acabó el bullying pero la atención de mis padres seguía siendo la misma, aunque poco me importó en ese momento ya que tenía a Bobby conmigo, sin embargo cuando cumplí los 17 tuvo que partir. Murió por comer de una planta venenosa. Lo enterré en el jardín junto con el collar que le regalé de cachorro. Hice como un pequeño funeral y planté unas flores sobre su tumba.

Crecí y me volví un poco más extrovertido, y más alto. Al llegar a la universidad conocí a mi amigo Yugyeom y junto a la primavera llegó él. Ese chico bajo y de semblante serio. Jamás lo había visto sonreír.

Siempre lo miraba en secreto. Una vez escuché su nombre gracias a su amigo que lo llamó y este volteó. Yo iba pasando pero no me notó. Desde entonces jamás olvidé su nombre.

~.

Sonó la alarma de mi teléfono y la aplazé. Agh, estúpida universidad. No quería levantarme, estaba cómodo. Luego recordé que podría verlo y me levanté más animado. Desconecté mi celular del cargador y me fui a bañar.

Ya listo me coloqué los audífonos y salí. Al llegar saludé a Yugyeom y fuimos a cálculo, teníamos prueba así que nos ordenaron en filas y mi amigo quedó atrás mío.

-Psss.- susurraron tocando mi espalda.

-¿Qué?.- respondí bajo.

-Dame la 9.

-A.

-¿Y el desarrollo?.

-Déjame hacer la prueba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 27, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

"Lost Boy." (JiKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora