VIII. Sin marcha atrás

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¿Cuántas veces hemos deseado poder dar marcha atrás? El arrepentimiento o la nostalgia hacia viejos tiempos nos obligar a vivir en continuo deseo por el pasado

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¿Cuántas veces hemos deseado poder dar marcha atrás? El arrepentimiento o la nostalgia hacia viejos tiempos nos obligar a vivir en continuo deseo por el pasado. Algunos sueñan con rememorar tiempos ya vivido, otros con poder enmendar los errores que tuvieron. Sin embargo, si algo caracteriza al pasado es que no tiene botón de retroceso, no se puede dar marcha atrás, no hay forma de volver a vivirlo o a cambiarlo por completo. Choi Seung Hyun era una de esas personas que deseaban tener el poder de reconstruir el pasado y arrebatar todo el sufrimiento que había causado. Con cada cigarrillo que se llevaba a los labios, pedía poder volver hacia atrás y cambiar el rumbo de su historia. Solía pensar que todo hubiese sido más fácil si pudiese corregir los grandes errores del pasado que le llevaron hasta aquel centro, con fantasmas en la cabeza y las manos manchadas de sangre. Choi Seung Hyun siempre había querido viajar al pasado... salvo aquella vez.

Todo empezó una mañana de verano. Amanecía en Asylum como cada día, pero los ánimos parecían mucho más calmados. Hacía semanas que ninguno había recaído. D.O y Sehun llevaban su relación mejor que nunca y podías verlos pasear de la mano por los jardines del centro. Mi Joo solía corretear detrás de Ha Min para probarle vestidos y maquillajes de todo tipo. Kai aprovechaba las horas libres para pasear por las instalaciones y preparar las obras de teatro más dramáticas que se le ocurrían para entretenerlos a todos. Hatter sacaba a pasear a su pato e inventaba cualquier chorrada para mantenerlos animados. Y él... ¿Qué hacía él? Se sentaba en un banco de madera dando leves caladas y observaba cada detalle, cada movimiento, cada palabra del doctor. Admiraba desde la sonrisa que aparecía en sus labios cuando se sentía feliz hasta esa mueca tan adorable que hacía al concentrarse, desde el brillo que aparecía en sus ojos cuando algo le llamaba la atención hasta el movimiento de sus pecho al respirar, desde los cortos mechones movidos por la brisa hasta el sol sobre su piel. Para Seung, hasta el más mínimo detalle le parecía atractivo.

—Chanquetes, tengo una noticia que daros —Anunció Hatter aquella mañana, sacándole de sus pensamientos—. Ha sido una buena semana y recompensaros quiero. NOS VAMOS A UNA MARAVILLISTICA EXCURSIÓN AL PARQUE DE ATRAYENTES —Aún acostumbrados a su extravagante forma de hablar, tuvieron que pedir una explicación. Era imposible comprenderle del todo y por muy gracioso que les resultara, necesitaban toda la información para poder seguir adelante.

La felicidad llegó a Asylum aquella mañana de verano y se manifestó en cada una de las risas, los gritos de felicidad y los abrazos. Estaban eufóricos por poder salir de allí. La idea de poder ir todos juntos, en familia, a disfrutar de unos días en el parque de atracciones, era tan atrayente como dejar un bote lleno de caramelos ante un niño. Necesitaban cambiar de aires, salir de allí y encontrarse con la sociedad. Querían sentirse como personas normales, recordar lo que era divertirse de verdad y no sentir miedo de lo que pudiese pasar.

—Preparen sus macutos de corazones, chicotes en vinagre, nos vamos esta tarde. La lista con las asignaciones de habitaciones están en el tablón de anuncios.

No les dio tiempo a hacer preguntas, el director salió de allí olvidando una vez más, sus pantalones en la sala. Tendrían que ocuparse de sus despistes y extravagancias si querían pasar desaparecividos en el parque de atracciones. T.O.P suspiró con cansancio, estaba seguro de que le tocaría a él tener bajo control al viejo loco que era su director; pero no pudo reprimir la sonrisa que acudió después. Era imposible negar que le había cogido cariño a Hatter. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que lo vio por primera vez?¿Cuándo había dejado de pensar en él como un doctor más y lo consideró como una figura paternal?

—Seung —La voz del doctor le sacó de sus pensamientos. Parecía que iba a ser uno de esos días en los que abandonarse a las ordenes de su cabeza sería imposible.

—¿Qué?

—Que tendrás a un sexy doctor para ti en la habitación. Me has tocado tú, imbécil.

Oh no... Oh no no... No. Y definitivamente no. No podían ponerlo con él. Los dos solos en una habitación era imposible. Se negaba. No. No podían hacerlo, no. Estaba en juego su integridad mental. No. Oh no no...

Sin embargo, ya no habría marcha atrás...

Eres ese 5% [T.O.P x Kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora