Tarde

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Demonios, recién es mi primer día de clases y ya voy tarde. Voy tratando de meterme en mis pantalones los cuales parecen que se han encogido ¿o yo he engordado tal vez? Nah.

Termino de vestirme y aliso mi cabello castaño como puedo mientras voy mirando mi cuerpo en el espejo. Sí que he cogido unas libritas de más ¡Vaya milagro! Pensé que nunca llegaría este día.

Tomo mi mochila y me la cuelgo del hombro mientras bajo las escaleras a la velocidad de la luz. Miro mi reloj de muñeca, 7:55. Puta mierda, el colegio me queda a unos 10 minutos. Salgo sin desayunar y emprendo mi camino.

Maldito Jason.

Mientras camino, casi corriendo, un auto se me para al lado y baja el cristal del copiloto. Segundo milagro de la mañana. Es Jason.

- Alguien se ha quedado pegado a las sábanas. -dice con burla. - Sube rápido.

- Vaya, nunca he estado más feliz de verte -le digo entre risas mientras subo al asiento del copiloto.

- Hermanita, admite que soy tu salvador. -dice presumido mientras me guiña un estúpido ojo. Yo no puedo evitar rodar los ojos. Jason acelera y llegamos al colegio a tiempo.

Abro la puerta y antes de bajarme le propino un puñetazo en el brazo.

- Eso es por no despertarme. -le guiño un ojo imitándolo y me bajo del auto mientras él me fulmina con la mirada.

Puta mierda, puta mierda.

Voy corriendo por los pasillos para llegar a mi clase de biología y a lo lejos veo como el profesor está a punto de cerrar la puerta. Corro más rápido y cuando la puerta está casi cerrada la empujo tan fuerte que caigo al suelo llevándome al profesor conmigo.

Todos mis compañeros ríen mientras a mí me carcome la vergüenza y el profesor me fulmina con la mirada.

- Señorita Alice, a la dirección! -gruñe.

Me levanto rápido y le tiendo una mano la cual ignora y se levanta como puede mientras se queja.

- Profesor discúlpeme, no ha sido mi intención, es el primer día deme una oportunidad -le digo mientras lo miro con cara de súplica.

- Exactamente señorita Alice, es el primer día y aparte de llegar tarde ya viene causando desastres.

- Se lo pido, solo no quería perder la clase. -digo. Me mira con cara dudosa.

- Está bien, pero esta será la primera y última vez, ahora tome asiento.

Busco con la mirada a Ryan, mi novio. Me encamino hasta él y como de costumbre me siento a su lado.

- ¿Que tal belleza? -me dice mientras me da un beso en los labios sin que el profesor llegue a ver.

- Una mierda. -le susurró cortante para no llamar la atención del profesor quien ya ha comenzado a escribir en la pizarra.

- Vaya, te sientan bien las mañanas. -dice riendo.

La clase de biología ha acabado y el salón está casi vacío, excepto por unos cuantos terminando de recoger sus útiles. Ryan se ha ido de volada y me ha dejado, como siempre. Cuelgo mi mochila al hombro y me dispongo a salir del salón cuando alguien toca mi hombro. Me doy la vuelta y lo primero que puedo ver son unos ojos grises, unos fríos ojos grises.

Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora