Desde 1971 cuando Abdel R. Omran publicó La Transición Epidemiológica: Una Teoría de la Epidemiología del Cambio Poblacional, se han desarrollado cientos de estudios sobre cómo los cambios demográficos mundiales afectan la Salud Pública en los países. La teoría de Omran, es considerada lineal por algunos estudiosos especialmente en los países en vías de desarrollo, ya que sostiene el supuesto de que todos los países seguirán tarde o temprano, los mismos pasos.
Julio Frenk y colaboradores, quienes en 1989 publicaron Transición de la Salud en países de ingresos medios: nuevos retos para el cuidado de la salud, sostienen que en los países en vías de desarrollo, parece existir un nuevo modelo de transición, al que podemos denominar el Modelo Prolongado y Polarizado, debido a que tiene: Traslape de Etapas de Transición, Contratransiciones, Transición Prolongada y finalmente una Polarización Epidemiológica.
La transición prolongada y polarizada introduce diferencias cualitativas en el tipo de enfermedades que padecen los diversos grupos sociales. Así, el traslape de etapas en el nivel nacional ocurre porque las poblaciones pobres y rurales continúan sufriendo la patología pretransicional, mientras que los habitantes urbanos experimentan en mayor grado un patrón de morbilidad postransicional. La persistencia e incluso exacerbación de las desigualdades sociales parece explicar la naturaleza prolongada de la transición.
Frenk y colaboradores afirman que en América Latina se observa una rápida transición demográfica y epidemiológica; en la mayoría de los países de América Central y del Sur se advierte la tendencia clásica hacia tasas de morbilidad y mortalidad en las que predominan enfermedades cardiovasculares, el cáncer y otras enfermedades crónico-degenerativas, pero aun manteniendo altas tasas de enfermedades de origen infeccioso.
La Transición Demográfica debido a la urbanización acelerada, ha generado cambios en los modos de vida de las poblaciones, principalmente en lo que se refiere al régimen alimentario y la actividad física. Debido a esto la mayoría de estudios sobre Transición Epidemiológica hablan de forma conjunta acerca de la Transición Nutricional, definiéndola como los cambios seculares en las pautas de nutrición debido a la modificación de la estructura de alimentación de las personas, como consecuencia de transformaciones económicas, sociales, demográficas y sanitarias.
Las modificaciones concomitantes en la composición del cuerpo, en particular el aumento de la obesidad están relacionadas con el predominio del régimen alimenticio occidental (rico en grasas, azúcar y alimentos refinados, y pobre en carbohidratos complejos y fibras), y con la disminución gradual de la actividad física.
Yevgeniy Goryakin y colaboradores, de la Escuela de Medicina de Norwich, en el 2015 publicaron un análisis econométrico de varias bases de datos sobre 887.000 mujeres (entre 15 y 49 años) viviendo en 56 países en un periodo entre 1991 y 2009, donde concluyen que la globalización, en términos políticos y especialmente en términos culturales, parece estar fuerte y positivamente relacionada a un mayor riesgo de sobrepeso, sedentarismo y demás factores de riesgo; lo que en consecuencia es directamente proporcional al incremento de la prevalencia de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles.
Debido a que el Ecuador forma parte del Sistema Mundo, no es ajeno a los alienantes efectos de la Globalización, por ende las transiciones demográfica, epidemiológica y nutricional siguen características similares a los observados en los países de ingresos bajos y medios del resto de América Latina.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT-ECU 2012) concluye que conforme aumenta el quintil económico aumenta la proporción de personas con diabetes, hipercolesterolemia y síndrome metabólico, hasta llegar al quintil 4 (entre los más ricos y los intermedios). Además se aprecia que este ascenso se modifica ligeramente en el quintil 5 de los más ricos. Esta distribución de las prevalencias de las Enfermedades Crónicas No Transmisibles revela una clara situación de transición epidemiológica intermedia.
Es evidente que las enfermedades transmisibles están siendo remplazadas por las patologías crónicas como principales causas de muerte y discapacidad en el Ecuador. La información basada en las estadísticas de mortalidad de Ecuador, reportada para el año 2011, muestra que la presencia de las enfermedades crónicas como diabetes mellitus, enfermedad hipertensiva, enfermedades cerebrovasculares, y enfermedades isquémicas del corazón ocupan los primeros lugares de las 26 primeras causas de mortalidad y representan el 23,72% de todas las muertas (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, 2011).
En función de toda la evidencia presentada, es claro que nos encontramos frente a un potencial problema de Salud Pública en nuestro país. Con la finalidad de luchar contra este problema el Ecuador como parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha comprometido con la política mundial de reducir la probabilidad de morir a causa de enfermedades no transmisibles para personas de entre 30 a 70 años, en un 25% hasta el 2025. Para lo cual la OMS ha planteado cinco estrategias: control del consumo del tabaco de forma agresiva, reducción de consumo de sal en la dieta, tratar a las personas en alto riesgo de enfermedad cardiovascular y reducir la inactividad física.
Se han implementado varias acciones de política pública en salud para cumplir con los objetivos de la OMS, como por ejemplo la prohibición de fumar en lugares públicos, la prohibición de venta de cigarrillos a menores de edad y por unidad, la prohibición de la publicidad de productos del tabaco, el semáforo nutricional en el etiquetado de productos alimenticios procesados, etc. Sin embargo, se encuentran deficiencias en el trabajo de promoción de la salud y prevención de enfermedades en el primer nivel de atención, marcadas especialmente en los sectores rurales y urbano-marginales. Además es necesario generar un debate académico sobre lo que es la Gobernanza Nutricional, que se refiere al ejercicio de la autoridad económica, política y administrativa para manejar la política nutricional de un país de manera tal que se afecte positivamente a la población objetivo.
Una vez establecida toda la evidencia documentada de la transición epidemiológica y nutricional a nivel mundial, regional y en nuestro país, se hace necesario aumentar la cantidad de profesionales que puedan dar una lectura clara del perfil epidemiológico de un territorio dado y según esto poder establecer el curso de acción adecuado para poder disminuir la aparición de nuevos casos de Enfermedades Crónicas No Transmisibles, y conseguir que las personas que ya las padecen puedan llevar la mejor vida posible dadas sus circunstancias.
Con la implementación del Modelo de Atención Integral de Salud (MAIS), el MSP busca la transformación de las personas de meros usuarios del Sistema de Salud, en protagonistas y constructores de las Comunidades Saludables, a través de la promoción de la salud y prevención de las enfermedades. Para lograr este propósito, entre otras cosas, se debe lograr transformar las frías estadísticas de un perfil epidemiológico en realidades concretas y palpables para la comunidad, de esta manera se logrará concienciar a las personas que está en sus propias manos poder llevar Estilo de Vida mucho más sano.
Desde el punto de vista nutricional, existe la claridad de que la prevención a través de un efectivo cambio en el Estilo de Vida de la población incidirá positivamente en la reducción de los alarmantes índices de morbimortalidad por Enfermedades Crónicas No Transmisibles, sin embargo es necesario fortalecer la visión epidemiológica del comportamiento de la enfermedad, que evidentemente más allá de ser un fenómeno de la salud, es un fenómeno social.
Se debe fomentar un Cambio de Estilo de Vida (alimentación y actividad física), o más específicamente un retorno a hábitos de vida más saludables, con un enfoque absolutamente comunitario, inclusivo e intercultural, con base en perfiles epidemiológicos locales, pero con absoluto respeto a la sabiduría ancestral. Reconociendo que lo que queremos es vencer los alienantes procesos de globalización cultural y que nuestras nuevas generaciones se reconozcan así mismas en su cultura, costumbres alimenticias autóctonas y hábitos saludables.
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Transición Epidemiológica/Nutricional en el Ecuador
Non-FictionEntender como la globalización y el neoliberalismo afectan nuestro modo de vida e inciden en el proceso salud-enfermedad.