El testigo

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Estoy hecho polvo; tengo el cuero cabelludo repleto de fragmentos de cristal y un par de costillas rotas. Casi me mata un gigante deforme; parecía que alguien hubiera intentado abrirle la cabeza con un puto rallador de quesos. Me lanzó a través de una cristalera y me dejó inconsciente.

Cuando desperté, un viejo fofo con pinta de exhibicionista alcohólico que vestía un atuendo de sacerdote improvisado me llamo "apóstol". ¡Yo no he pedido ese trabajo!

Hay palabras escritas con sangre por todas partes. Tengo la incómoda sensación de que el "cura" las está escribiendo para mi beneficio.

OutlastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora