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Yoongi no quería gatos, ni tampoco perros. Siempre ha querido peces porque son callados, obedientes, higiénicos y además decorativos. Así que el último mensaje de Jimin le vendría valiendo la mitad de casi nada porque era mentira.

Pero lo demás; todo lo demás quizá si debería importarle. Después de todo hay probabilidad de que así sucedan las cosas. Jungkook podría enamorarse de alguien más, y él fingiría estar bien, Jungkook podría simplemente construir una vida a lado de la de Yoongi, y él fingiría estar bien. Jimin tenía la razón, y él no podía hacer mucho contra ello porque le molestaba aceptarlo, Jimin tiene la razón.

Y ahí estaba, de cobarde, mirando la hora en el reloj colgado en su pared. Marcaba las diez de la noche. Todos deberían ya estar en la fiesta. Él también debería, pero aquí estaba.

La semana había pasado más rápido de lo que él hubiera deseado. Había asistido a su trabajo, había hablado mucho con Jimin, no sólo de su situación sino de muchas cosas. Con Jungkook, había hablado, claro, hasta el miércoles que dejó de contestarle. Yoongi ciertamente no le brindó mucha importancia al asunto, simplemente lo dejó pasar, él hacía eso algunas veces así que no podía reprochar. Pero no era común en Jungkook.

Miró de nuevo la hora. Quizá recibiría algunos mensajes de Jimin, molestándolo, diciéndole que en qué estaba pensando y porqué no aparecía. Pero daba igual, porque Yoongi no le contestaría, ignoraría la vida y aceptaría su destino de cobarde.

quebrados ❨ yoonkook ❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora