Semana 15
Por fin de me dejan salir de esta habitación sofocadora que cada vez se me hace más pequeña y no me deja respirar. Llevo 3 meses o 15 semanas o 105 días o 2520 horas o 151200 minutos observando estas paredes blancas, blancas como la nieve que no dejan lugar en mi cabeza a la imaginación, por no decir los arañazos que se ven, solo me hacen pensar en el tiempo que me queda aquí, en esta cárcel de yonkis.
Una de las paredes está cubierta casi entera por un cristal, cristal que me hace sentir como en un interrogatorio típico de las películas, no sé cuándo me observan y cuándo no.
No tengo ventanas, en el tiempo que he estado aquí no he sabido nada del exterior, no sabía si hacía frío o calor, si el cielo estaba soleado o nublado...no he podido sentir ni el viento ni el sol, ni la lluvia... Al no haber ventanas, no me llega luz natural, por lo tanto mi única iluminación es aquella que viene de los fluorescentes, solo faltaba que uno estuviese roto y ya estaríamos en una película de terror.
El techo, blanco también, está destrozado. Tiene grietas y a veces me da la sensación de que se me va a caer encima. También tiene una gotera que, durante los primeros días se situaba encima de mi cama y cuando llovía, los enfermeros pensaban que me había meado en las sábanas. Inútiles. Cuando intenté mover la cama, por obvios motivos, pensaron que me estaba volviendo loca pero, tras una semana de sufrimiento, se dieron cuenta de que no les mentía aunque eso no les frenó para seguir tratándome como a una más, y eso es lo que era.
El suelo era de mármol, frío. Demasiado frío para mis pies descalzos y expuestos.
En resumen:
Tres paredes blancas sin ventanas, un cristal de interrogatorio, un techo con grietas y una gotera, y un suelo frío.
Llevo 3 meses aquí y me quedan otros 3. Vaya condiciones en las que vivo.
Fuck me.
Desde que entré, no me veo en un espejo, en el baño no hay...bueno, tampoco es que haya mucho en el baño; ducha, lavabo e inodoro. Punto.
Hoy es el primer día que voy a poder ver a otros pacientes, a otros como yo, hoy es el primer día de terapia conjunta ya que se empieza directamente en grupo y no pude expresar en palabras las pocas ganas que tengo, me da una pereza que...pfff. Esto hace que me de cuenta de lo sola que he estado, de lo sola que me he sentido, echo de menos a mi familia pero eso no significa que quiera contarles mi historia a unos extraños.
De repente se abre la puerta y entra Margaret, una enfermera de prácticas que ha venido desde Irlanda y lo que yo quiero saber es por qué aquí, a este lugar tan odioso.
-¡Buenos días Beatriz! ¿qué tal te encuentras esta mañana?- me preguntó de muy buen humor, con una sonrisa que contagiaba y ese acento irlandés que tanta gracia me hace.
Margaret es la única enfermera, más bien la única persona, que me puede alegrar el día, es la única que sabe cómo y quién era antes de venir aquí, es, por así decirlo, la única amiga que tengo.
-Supongo que bien, no ha cambiado nada desde ayer- dije desinteresada.
Margaret me miró, se sentó en un costado de la cama y ya conociéndome dijo- A mi no me engañas, ya no estás en el instituto. Sabes que aquí puedes ser quién realmente eres. A ver dime, ¿estás nerviosa por empezar ya tu terapia?- preguntó con intriga mientras me ponía la bandeja del desayuno a los pies de la cama. Miré la comida con desagrado, hoy no tenían ganas de desayunar.- ¿Y bien?¿Qué dices?
- Claro...- No quería ser borde con ella y menos sonar dura. Después de todo ella siempre me dijo que las terapias ayudaban mucho a la gente a desahogarse y tienes a más personas a tu alrededor con problemas similares.

ESTÁS LEYENDO
Drogada estás Mejor
Romance¿Por qué ser alguien que no eres? Por...¿Cambiar?¿Sufrir?¿Por diversión? ¿Cómo era?... Ah si, Que todo fluya para que nada influya. Así es como tenía que sentirme al estar al lado del chico mas insoportable del instituto. Seguro que os preguntaréis...