La vida para las personas comienza con su nacimiento, sí; pero la sensación de estar vivo empieza con algún suceso que las marca de tal manera, que olvidan momentáneamente el ser que han sido antes. Todos parecen recordar cuándo exactamente se han sentido vivos y lo atesoran inmensamente por buenas o malas razones. ¿La muerte de un familiar? ¿La primera ilusión amorosa? ¿El primer corazón roto?
Sí, todos recuerdan la sensación de "oh, estoy vivo, esto realmente está sucediendo", ¿no es verdad? Pero la muerte, ¿quién es capaz de mirarla a los ojos y saber, "oh, estoy a punto de morir"?
Solo unos pocos afortunados.
Cayendo a cámara lenta al piso, con el regusto metálico de la sangre en su boca y el dolor desgarrador de sus músculos resentidos, no pudo evitar sonreírle a la muerte.
Su momento había llegado.
[Primer Lunes]
Ese día todo había salido más o menos, lo más eficientemente posible y normalmente a Do Kyungsoo algo como aquello le tendría con el mejor humor posible, pero no era así. De hecho, distaba mucho de lo que se conocía como "buen humor".
Incluso siendo él una persona de carácter más bien taciturno —aunque fácilmente irritable—, el entrecejo fruncido que mantenía ahora mientras esperaba el inicio de la clase no anticipaba nada bueno. Y es que cómo estar de buenas cuando había tenido que inscribirse en la estúpida clase de "Música I" de forma obligada, después de que un idiota de primera le ganase el cupo para "Introducción a la Física Cuántica I", única asignatura a la que había deseado entrar después de conocer la gama de disciplinas electivas disponibles para el semestre. Lo peor de todo es que la asignatura se impartía los lunes, miércoles y viernes, por lo que tendría que verse cara a cara con su peor pesadilla al menos tres veces por semana. Las matemáticas le iban de maravilla y más aún la física, pero ¿música?
¡¿Música?!
La música no era eficiente, la música era descontrolada e imposible de predecir, ¿qué gusto podía tener la gente por ello?
Resopló en su asiento, en el sitio más alejado del salón y de las personas que se hablaban emocionadas entre sí porque todo aquello era demasiado molesto. Conversaban muy alto y muy rápido, como moscas zumbando de aquí a allá sin ser capaces de estar quietas ni un segundo.
Al menos había logrado encontrar una asignatura en la que podía estar sentado y que no demandaba mayor esfuerzo físico; de haber entrado a algo como básquetbol o fútbol estaría firmando los documentos de renuncia en la oficina del rector y huyendo de la universidad a toda velocidad.
Habían cosas que podía hacer a regañadientes como lo que estaba haciendo en esos instantes, y otras que no podría hacer ni aunque le pagaran... como hacer deporte.
Bajando los ojos hacia su abdomen se encontró con el depósito de grasa de su estómago. No era demasiada pero estaba ahí, como señalándole con el dedo por su falta de iniciativa. Sacudió la cabeza y volvió a enfocarse en la parte delantera del salón, porque no tenía sentido comenzar a deprimirse en un momento como aquél, no después de las palabras insistentes de Jongin cuando le había pillado cabizbajo debido al mismo problema.
"Me encantas así como eres, Soo y no estás gordo, al contrario"
El entrecejo fruncido se transformó en una expresión más suave durante una milésima de segundo, y casi logró sonreír. Jongin... cuánto lo extrañaba en estos momentos. A su Jongin, a la persona que solía despertarle con juguetones besos en la nuca, con quien había tenido su primera, segunda... décima vez; el que llegaba a ser molesto de lo mucho que repetía "te amo".
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S.O.S. [ChanSoo] [Oneshot]
RomanceNo hay nada que Do Kyungsoo odie más que la música. Imposible de predecir, desordenada, ineficiente; todas características que aplican también a Park Chanyeol, su amigo de la infancia con el que acaba de reencontrarse en la universidad después de añ...