Te presento a la chica que teme a las personas, a la atención y sobre todo a las relaciones interpersonales; la persona más insegura sobre este lado del cielo que teme incluso a sus amigos, te presento a la persona que odia la idea de no gustarle a los demás y que va rompiendo sentimientos a diestra y siniestra; la de problemas mentales (ya tan de moda) que escucha una voz que tira su realidad. Te presento a la persona que tiene una pareja muy dispareja a ella y que a pesar de eso le quiere dar lo mejor.
Yo no te voy a presentar a la chica con sentimientos estables y femeninos, a la que es segura e independiente, a la guerrera fuerte e inquebrantable, no te voy a presentar a la mujer que quiebra el suelo cada vez que camina y tiene la seguridad del sol para salir todos los días a brillar.... Porque no la conozco, y mucho menos soy yo.
Tu desde el principio conociste todos estos cimientos de mi ser, conociste lo oscuro, el pasado detestable y la realidad alterna en que vivo, y quisiste entrar, quisiera ayudarme a salir del agujero oscuro o por lo menos a iluminarlo.
Yo te vi ahí, estirándome la mano, contando historias para alejar las sombras, preguntando de heridas anteriores y explicaciones de cicatrices.
Te vi ahí, aunque acompañado, acompañándome... Diciendo mi nombre... Notando que existe algo mas que la persona que aparento ante los demás... Te vi ahí
Y fue luz, fue paz, fue tregua en la guerra, fue lo más cruel que me ha pasado porque ya no quise herirte y utilizarte como a los demás.
Me quebraste la realidad, me tiraste y rompiste en pedazos pero para ver otra realidad.
Existes y te veo ahí, junto a mí, diciéndome que no estoy sola y apoyándome en realidad.
Abriendo tus sentimientos hacia mi, dejaste de estar acompañado y empezaste a estar solo... Para mí...
Te veo realmente aquí, diciéndome a los ojos en una tarde de futbol que me quieres, jurándome que esto es verdad, suplicando con los ojos que yo diga la verdad, y desarmando me con esa suplica, cambiando mi estupidez por verdad.
Sé que no tiene sentido lo que lees, pero te veo ahí, presentándome tus alegrías, tus miedos, tus debilidades, dejándome recorrer tus imperfecciones y regalándome tus sonrisas y tu plenitud...
Te veo aquí presentándome tus sentimientos, y yo a su vez, sola otra vez presentándote los míos...
Y esta historia sigue
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