Broken

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Entro tranquilamente por la ventana del cuarto del shinigami sustituto como si se tratase de algo normal, quedando en un principio apoyado en su mano izquierda y las puntas de sus pies, como el felino que era, e intento descubrir la ubicación del pelirrojo sintiendo su energía espiritual, más solo percibió tres, de las cuales dos eran similares a las del shingami sustituto, más no pertenecían a él, y la tercera era la de la chiquilla que lo acompañaba, Rukia si mal no recordaba haber escuchado, por lo que entro confuso, registrando la habitación con la mirada. Y allí estaba, durmiendo en la cama como si no pasara nada

—¡Aléjate de Ichigo! —la voz alterada de la shinigami que acababa de saltar de dentro del armario y desenfundado no fue ninguna sorpresa, y le dirigió su mejor mirada de molestia.

—¿Dónde está Kurosaki? —Rukia no respondió— ¡Te hice una pregunta, estúpida! ¿¡Donde esta Kurosaki!? —Grimmjow pudo oír perfectamente el gruñido ante el insulto, más la muchacha solo aparto la mirada y mordió su labio inferior antes de señalar con un gesto de cabeza al chico que se removía en sueños.

Eso no tenía sentido alguno, el chico débil e indefenso que no emitía energía espiritual alguna no podía ser Kurosaki, se negaba a creerlo.

—No tiene sentido, shinigami.

—Ichigo perdió sus poderes hace seis meses —explica, sus ojos acuandose ante el recuerdo—, los sacrifico para derrotar a Aizen —afianza el agarre en su espada, casi dándose coraje cuando la voz se le quiebra y una lagrima caprichosa resbala, el arrancar sintiendo que se quiebra de igual manera por más que no lo demuestra.

Y Grimmjow no sabe cómo reaccionar a eso, tan solo se queda allí frunciendo el entrecejo con los labios entreabiertos y una perfecta cara de estupefacción intentando asimilar el hecho de que no habrá otra pelea entre él y Kurosaki, porque ya ni siquiera es capaz de sentir su presencia y ni siquiera puede sonreír y burlarse, fingir o tan solo reaccionar mientras siente su pequeño y estable mundo de odio y lucha caerse a pedazos ante la falta su más odiado oponente, sin tener ni siquiera al bastardo de Ulquiorra como reemplazo.

—Si es todo lo que querías, lárgate.

La voz de la chica lo hace reaccionar al fin y tan solo se marcha usando Sonido tras dirigirle una última mirada a Ichigo, y Rukia cree, no, asegura, haber visto un profundo dolor en los ojos turquesa del arrancar

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