Prólogo

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Elizabeth se despertó como todos los días; los ronquidos de su compañera de habitación Norah una joven con diecisiete años de tez blanquecina, cabello largo ligeramente ondulado color caoba y unos hipnotizantes ojos oscuros. Elizabeth se levantó de su cama agotada, ayer se la había pasado estudiando para su examen y cuidando a las niñas de cursos menores, fue directamente a la cama de la pelinegra llevaba una pijama de color verde menta una camisa holgada y unos pantalones cómodos pero resaltaban aún así el cuerpo dotado de la ojioscura

Nor despierta— la chica se removió gruñendo dando puñetazos al aire que Lizzy que era el apodo que le habían puesto en el orfanato esquivaba con facilidad

—¿Qué sucede Lizzy?— la chica de ojos oscuros miró adormilada a su amiga con dieciocho de piel bronceada, cabello largo ligeramente ondulada castaña y ojos mieles

—Roncas de nuevo la ojioscura carcajeó junto a la castaña, ambas se prepararon para hoy pero en realidad ninguna de las dos tenía muchas ganas de salir de sus habitaciones, hoy había sido el día que ambas chicas se habían vuelto huérfanas y ninguna le gustaba celebrar con los demás ya que hoy era el día de la inauguración del orfanato pero la Hermana Laura entendía que no querían hacer algo el día que se quedaron solas.

Simplemente se colocaron sus audífonos y colocaron la música alta, Elizabeth se hecho a dormir mientras Norah dibujaba lo que se le ocurrió ambas encerradas en su habitación sin escuchar los gritos de dolor y ayuda de los otros huérfanos y las hermanas afuera siendo asesinados a manos de humanoides de más de medio metro de alto con tentáculos saliendo de sus espaldas y sin rostros.

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