Ojos Dorados

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Seguía pasando por su mente como había aceptado ir a ese tipo de lugares, estaba algo cansado de su jornada laboral y ese desgaste emocional que le había dejado su reciente ruptura. ¿Cómo es que había aceptado con tanta facilidad?

-Quita esa cara de aburrimiento-

No hizo mucho caso a la persona que estaba a su lado, de alguna manera lo tenía fastidiado su gran insistencia. Se estaba arrepintiendo haber aceptado el paseo y se daba cuenta que el solo decir que "si" para que dejaran de joder su día, no era buena idea.

-Tenias que salir de tu cueva, no puedes lamentarte toda tu vida por esa ruptura-

Si no se tratara de su mejor amigo, en ese momento lo molería golpes por abrir tanto la bocota. No es que fuera un mal agradecido, sabía que King se preocupaba por él al verlo en esas condiciones deplorables en las que se había dejado caer, pero solo quería estar a solas en su casa leyendo mangas o durmiendo. Sabía que eso no era vivir, pero ese final que tuvo su relación de 6 años acabo con lo poco que él era.

-Llegamos-

Fijo su vista a la fachada de aquel lugar, se veía tan clandestino todo esto. Era una bodega abandonada en una zona bastante retirada a la concurrida ciudad, lo que restaba ese abandono era la cantidad de carros lujosos llegando a esa zona, agradecía que su amigo pagara todo eso porque podía suponer que todo esto sería ridículamente costoso.

Ambos bajaron del auto, vieron como un joven se acercaba a ellos, al parecer era el valet parking del lugar. King entrego las llaves de su lujoso automóvil y se dirigió a la entrada del lugar.

Saitama dio un ultimo vistazo al lugar pensando el porqué había accedido ir a un lugar así. Camino sin apartar su mirada de la fachada de aquel lugar, el choque con alguien lo saco de ese trance. Haciendo uso de sus grandes reflejos, sostuvo de la muñeca y cintura a esa persona que tuvo la mala fortuna de estrellarse con él.

Su mirada fue atrapada por un par de ojos dorados y un rostro delicado, tan hermoso. Sus ojos viajaban descarados por todo ese rostro, estaba maravillado en esos labios delicados cubiertos por un labial rosa pálido, cabello corto y rubio que enmarcaba con finura ese rostro. Regreso su mirada a esos peculiares ojos, podía ver la sorpresa en esa mirada combinada con algo más que no podía comprender.

Retiro su mano de esa muñeca, para rodear con ambos brazos esa delicada cintura, unos brazos ajenos se posaron sobre sus hombros rodeando su nuca, de reojo podía ver cómo estaban cubiertos por unos guantes de encaje de color blanco.

Estaban perdidos en esas miradas y el cálido aliento se cruzaba mas, estaban tan cerca y a la vez tan lejos. Esa belleza rubia relamió sus labios sin retirar el hermoso color que los cubría, entre cerro sus ojos esperando a que esa cercanía se acortara mas. Saitama hizo lo mismo, apretando más ese delicado cuerpo a su fuerte pecho.

-¡Genos!-

-Saitama-

Fueron traídos de golpe y sin cuidado a la realidad. El calvo soltó rápidamente el agarre que tenía en esa cintura, podía ver la vergüenza teñida en el rostro de esa hermosa joven. Hasta ese momento pudo ver en su totalidad ese maravilloso cuerpo. Un vestido perlado acentuaba cada curva, la parte superior en el escote mostraba parte de su pecho siendo adornado por el mismo encaje que tenía en sus guantes, su mirada llego directo a la parte donde el vestido se abría hasta su cadera, mostrando una de sus delgadas y finas piernas, debía ser un pecado mostrarse así ante el mundo.

-Amigo, será mejor que entremos-

La voz de su amigo lo distrajo y cuando regreso su mirada a la joven rubia, vio que había desaparecido. Suspiro decepcionado siguiendo a King hasta el lugar, tal vez podría verla a dentro, no perdía la esperanza.

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