Eran ya las doce de la noche, la hora que había acordado con Ashton para mi plan y, en vez de actuar, estaba caminando de un lado a otro sin decidirme. Bastantes contradicciones rondaban mi mente. Por una parte quizá era demasiado arriesgado pero por otra era ahora o nunca, ella se iba mañana. Y, os preguntareis, ¿Quien es “ella”? La respuesta es fácil, Alba, la chica por la que estaba pillado desde vete a saber cuánto.
La conocí gracias a la novia de Ashton, un día que quedamos todo el grupo vino con ella y se llevo genial con todos en un momento por lo que poco a poco fue formando parte de él. Desde el principio me fije en ella y es que era imposible no hacerlo, su actitud extrovertida hacía imposible no estar atento de lo que hacía, fue así como me empezó a gustarme pero como soy muy inteligente me lo callé y ella no sabe nada de nada. Ahora, con la mayoría de edad recién cumplida va a irse a la universidad y aunque, obviamente, nos mantendremos en contacto y seguiremos viéndonos aunque será muy de vez en cuando, he decidido decirle lo que siento antes de que se vaya. El plan más fácil imposible, tengo que hacerlo por cojones.
Una vez con la mente más clara cojo la bici y me dirijo a su casa, al llegar voy hasta su ventana y le envió un mensaje pidiendo que saqué la cabeza por el balcón, al cabo de nada aparece esa cabellera rubia que tanto adoro por lo que empiezo a escalar el viejo roble de su patio, cuantas veces he llegado a trepar por este árbol.
- Michael, ¿se puede saber qué haces aquí?- Empieza a hablar pero la corto.
- ¡Silencio! ¿Qué resplandor se abre paso a través de aquella ventana? ¡Es el
Oriente, y Julieta, el sol!- Narro dramatizando. Ella se echa a reír y niega con la cabeza.
- Siento anunciarte que Julieta se suicidó ayer por la noche. Nos la hemos encontrado colgada en el granero.- Bromea ella cuando yo estaba ya en lo más alto apunto de llegar a su balcón.
- ¡Pero sigueme el rollo! Que aburrida eres, de verdad.- Me hago el indignado para luego sonreír ampliamente y abrazarla.- Vamos a dar una vuelta con las bicis, universitaria.
- No puedo Mike, tengo que terminar de empaquetar mis cosas y hacer la maleta.- Me dice entrando los dos en su cuarto, se me hace muy raro verlo tan vacío.- Además, es tardísimo, si mi padre se entera que aun no me he ido a dormir y que encima estas tu aquí me caerá la del pulpo. Mañana me voy, por si no te acuerdas.- Como no hacerlo, llevo con la fecha grabada en la cabeza desde que nos lo dijiste.
- Lo que he dicho, una aburrida.- Le intente picar, sacando la lengua.- Ir a la uni te esta cambiando ¿eh? No pareces ser la misma Alba de antes, la que siempre decía que rompieramos los planes, que fuéramos impredecibles ¿donde a quedado eso?- Seguí bushandola para convencerla. Ella bufó rendida y me miró riendo.
- Esta bien, vamos.- Yo sonreí por su comentario y su sonrisa se agrando, chocamos las manos y bajamos al encuentro de nuestras bicis.
La noche era muy tranquila, solo ella y yo nos merodeabamos por las solitarias calles de nuestra ciudad. Al hacer bajada no teníamos que ni pedalear, el aire chocaba contra nuestra cara y nos alborotaba el pelo, daba una sensación muy agradable que te hacía disfrutar. El terreno empezó a hacer más pendiente, aumentando nuestra velocidad, los dos nos miramos y empezamos a gritar. Al cabo de unos minutos llegamos a nuestro destino, un parque que estaba a las afuera donde se podían ver una grandes vistas del pueblo de más abajo. Dejamos las bicis aparcadas al lado de un árbol y andamos un rato, hasta llegar al mejor sitio del parque. Alba soltó un grito jobial al ver las vistas de la ciudad donde se veían pequeñas lucecitas.
- Nunca había estado aquí, es precioso.- Dijo mirando al horizonte con una sonrisa.
- Como tu.- No puede evitar decir. Alba echó a reír.
- Qué moñas te a quedado eso.- Me dijo aun riendo pero cuando vio que yo estaba completamente serio cambió su expresión.- ¿Te pasa algo, Michael? Verte serio me da mucha grima.
- Me gustas, Alba. Llevo pillado de ti desde que te conocí.- Solté sin tapujos, su cara era un poema.- Se que es un tanto extraño y más que lo haya soltado así se golpe, pero antes de que te fueras y no pudiera verte hasta vete a saber tú cuánto quería que lo supieras.- Iba a seguir con mi discurso pero la rubia se abalanzó besandome apasionadamente.
- Si que has tardado en decirmelo. ¿Cuanto tiempo me hubieras hecho esperar si no me fuera? Llevo años esperandolo.- Me dijo como echándome la bronca.
- ¿Como? Me estas diciendo que yo también te molo desde hace tiempo y no me has dicho nada. ¡Tu también podías decirlo!
- Lo hubiera hecho, pero como tu siempre te muestras tan amable y despreocupado con todo el mundo pensé que este rollo no te iba y que no serviría de nada. Es tu culpa.
- ¡Ehhh! -Me quejé.- No es mi culpa que la gente me adore y caiga bien a todo el mundo.- Bromeé.
- Eres imbecil.- Dijo fingiendo asco.
- Y tu una borde.- Dicho esto, como si de imanes opuestos se tratara, nuestros cuerpos buscaron con necesidad el cuerpo del otro, nos fundimos en un beso apasionado y seguimos así durante un buen rato.