Capítulo 16.

676 59 0
                                    

Un mes después.

Micaela había cambiado mucho luego de aquel día en estar en casa de Nacho, este en ningún momento le había hecho caso, la había dejado tirada como si de una bolsa de basura se tratase y finalizo yéndose con Paula.

Para su buena suerte un héroe apareció y Gonzalo la llamó, luego de aquella llamada la recogió en casa de los mellizos.

Entre ambos las cosas ya no eran iguales, estaban intentando tener algo pero a Micaela el simple hecho de ver a Nacho con Paula no la dejaba en paz, Nacho y Gonzalo parecían haber cambiado de personalidad, Nacho estaba más tranquilo, amistoso y hasta era más estudioso que lo que antes era.

Gonzalo no estaba para nada calmado, se había vuelto un completo idiota y la rubia quería terminarle pero no quería lastimarlo, su mirada estaba puesta en una sola persona o bueno en aquel caso dos.

Paula estaba sentada en el regazo de Nacho mientras este la abrazaba, cada risa que este daba y cada vez que la miraba se sentía peor porque sentía que nuevamente habían jugado con sus sentimientos y que aquel chico que apareció de la nada por el cual sentía tantas cosas había vuelto a lastimarla.

Nuevamente estaba siendo el hazme reír de toda el instituto, no solo por lo imbécil que era Gonzalo sino porque Nacho se le burlaba en la cara de vez en cuando o al menos ella lo veía así.

— Deja de mirar hacía allí o pensaré que te sigue gustando ese estúpido. —Sus ojos estaban rojos, aquellos ojos que antes le brindaban confianza en aquel momento le estaban brindando un  miedo el cual parecía no quererse ir en ningún momento. 

— Esto ya lo hemos hablado. —Dijo la rubia pelo castaño queriéndose ir pero el brazo de Gonzalo la detuvo obligándola a juntar su cuerpo al del chico.

Podía sentir los fuertes latidos del corazón de Gonzalo, sus manos viajaban y tocaban cada parte del cuerpo de Micaela sin pedirle permiso alguno a la rubia.

— Ya para, te comportas como un idiota. —Lo empujo pero este lo que hizo fue tratarla de una forma aún más brusca.

La chica se vio en la obligación de gritar y llamar la atención de todos los alumnos, todos se quedaron callados pues pensaban que la mejor opción sería no meterse en los problemas de parejas y más sabiendo que todo se trataba de Gonzalo, la mayor parte de la gente había aprendido a temerle en aquellos últimos meses, el único que si se puso de pie a ayudar a Micaela fue Nacho a final de cuentas era la única persona que no le temía a nadie en aquel instituto que se estaba volviendo un completo infierno para la rubia. 

— Deja de ser tan infantil imbécil, te esta diciendo que la sueltes, la sueltas y ya. —Lo empujo hasta tirarlo en el suelo. 

Gonzalo lo fulmino con la mirada, aquel chico lo había puesto en ridículo nuevamente y ya le estaba debiendo muchas así que esperaba que nadie se extrañara el día en el cual el cuerpo del muchacho apareciera muerto como regalo para Micaela. 

Nacho siguiendo los pasos de Gonzalo tomó de forma fuerte las muñecas de Micaela y se la llevo fuera de aquel instituto obligando al portero a que le abriese la puerta, cuando finalmente se encontraron a solas este la soltó y le sonrió ampliamente, aquella sonrisa derrochaba tanta inocencia.

Inocencia que Nacho no tenía.

— Se defenderme sola. —Se cruzo de brazos y su expresión cambió por completo cuando vio a Nacho encender un cigarro y comenzar a fumar del mismo.

— No parecías tan valiente. 

— Lo soy.

— Creo que no.

— Ustedes dos son la misma mierda, se pueden ir al infierno y es allí a donde irán. —Nacho rió de forma fuerte llamando la atención de algunas de las personas las cuales tenían alrededor. 

Ninguno dijo algo más, el silencio era bastante cómodo ya que lo único que podían escuchar eran las respiraciones del otro. 

Micaela se sentía calmada a su lado, el simple hecho de poder verlo y respirar junto a el la hacía sentir en una merecida paz. Le encantaba el perfume que este siempre traía y el olor a tabaco que de vez en cuando este tenía. 

— Quiero irme a casa.

— Claro, vete. 

— Tú me traiste, tú me llevas.    

— ¿La niña valiente no puede irse sola a su casa? 

Micaela rodó los ojos, el amor que le tenía  nuevamente se había ido y ahora tenía ganas de golpearlo.

— ¿Quieres fumar?

— No.

— Venga, te gustará. —Tomó uno de los cigarros que había en la pequeña caja y lo encendió.

Dispuesto a que la rubia fumará acercó el cigarro a sus labios pero está rápidamente los cerró.

Otra vez estaba volviendo el Nacho brusco.  

 

Taikien of the Party ➸ Nachoela ➸ TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora