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Me atraganté en verdades que no podía pronunciar,
Me cegué en mentiras que rehusaba a abandonar,
Cicatrices que no dejan de sangrar,
Almas que no dejan de llorar.

La maldita impotencia carcome mi interior,
Ya no hay motivos para maquillar el exterior,
Ven en mis ojos el opaco error,
Que he dejado de ocultar en rendición.

Ténues caricias de luz caídas de la umbría de una sonrisa,
Cantan sin perder el anhelo en su esplendor,
Lamentos resbalan sin prisa,
Ocultos en aquel falso fulgor.

Con dolor arranco tu mano de mi corazón,
Con amargura se desangra en agradables tardes del ayer,
Con conciencia pierdo la razón,
Me marcho para ver a la luna amanecer.















Dolor en versosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora