Tomé todas las notas que había escrito, y cada una las fui arrugando.
Oí un toqué en la puerta del hospital y dije "Pase".
Ese cuerpo que se apróximaba, ese cabello negro con un toque de café, esos ojos verdes amarillentos, esa sonrisa tan blanca como el mismísimo color, ese chico. Jake.
-¿Que haces aquí? -pregunté-.
-Vine a verte, ¿está prohibido? -dijo con pequeñas risas-.
-Para tí sí.
-Jess, he estado pensando. -comentó mientras se sentaba en la silla-.
-¿Qué cosa? -no le prestaba atención, miraba por la ventana-.
-Te extraño, ¿sabes? -reí-.
Jake se levantó y se dirigió al costado de la camilla, dónde pisó uns de mis notas. Me alarmé porque la estaba tomando y desarrugándola.
-¡Deja eso! -pero lo que hizo fue alejarse de mí, y la leyó-.
MI VIDA SE ACABÓ.
-¿Qué es esto Jess? ¿Cómo que tus sentimientos se rompieron al verme junto a Laura? -me tapé con las sábanas para que no viera mi sonrojo-.
-Lárgate.... -pronuncié-.
-¿Qué? -preguntó confumdido-.
-¡¡QUÉ TE LARGUES DE AQUÍ!! -grité. Nunca había gritado de esa manera, pero era lo correcto-.
Pasaron unos segundos y tú ya te habías ido. Me sentía devastada, sin darme cuenta, lágrimas recorrían por mis mejillas, y yo sólo pensaba, ¿cuándo te volvería a ver?