La noche oscura, fundidas siluetas negras, se alzan hacia el cielo. El crujir de varios sonidos pueden oírse, mas no hay sonido audible que quiera serlo.
Fría brisa inevitable, golpea las pocas partes desnudas de su piel, intentando darle a entender un sentimiento que pocos han de soportar. Se cubre entonces, procurando detenerlo, sin resultado.
Las cortas hojas también emiten sonidos. Agudos, siniestros, atemorizantes. No hay humano que pueda con ellos. Sin embargo, ella sigue ahí. Ollendo.
Cruel silencio aquel. Las piedras talladas, con nombres a penas legibles por aquellas densas sombras, son sólo un objeto más, atacado por la maleza. Superficies ásperas y frías. Solitarias, hasta ese momento. Y, sin embargo, ella las deja detrás de sí, concentrada en su propio camino.
Agrio sentimiento de dolor, ¿cuándo la abandonará? ¿Acaso planea continuar hostigándola durante todo el viaje? No lo sabe, y sin embargo, continúa.
Los árboles parecen abrirse, dejándole el paso. Sus troncos desnudos también están fríos. No los ha tocado, y de igual manera, no hay sombra de duda. No en aquella noche, más fría que las otras.
Asquerosos sonidos de la nada. No paran de perturbarla. Si alguien llenase ese inaudible silencio, quizás podría ser más fácil su camino. Pero allí, en ese momento, los únicos que hablan son el viento y sus súbditos. Incapaces de callarse.
Le resulta irónico a la jóven, ser molestada por sonidos que no son más que un simple silencio. Ojalá pudiera callarlos. De tal manera, se volvería sólo loca. Sin sufrimiento.
Entonces se pregunta, ¿puede oír un muerto el silencio? Comienza a pensar. Siendo el silencio oible, ¿no se trata acaso de un sonido? Por supuesto que lo es. No hay otra alternativa.
Avanza ella por el largo cendero no marcado, hundiéndose más y más en la densidad del bosque, hasta que la oscuridad comienza a engullirla.
Junto al agradable sonido del silencio, acompañado de paso por la luna siempre alzada y el cielo siempre oscuro, en esa parte del verde, todos tienen permitido el paso.
Dicho sea lo hecho, en esa parte del bosque, a donde el sol nunca sube, y el cielo nunca aclara, los únicos que ollen aquel sonido del silencio, deciden quedarse. Quizás buscando remendar la tristeza, quizás buscando alcanzar la armonía.
En ese lado oscuro, nadie busca una salida.
ESTÁS LEYENDO
Sonido Del Silencio
FantasyCuando los entes que gobernaban el mundo se adaptaron entre sí, formando lo que vemos ahora, muchos secretos fueron escondidos al ojo del humano corriente. Después de todo, ¿por qué querrían tales simbolismos de poder, mostrarle todas éstas maravill...