Venganza Primera Parte

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La alarma sonó muy temprano. Este es el día, en el que comienza la venganza de Brooke. Se levantó de la cama, se arregló y fue al lugar donde sabía que estaría Ryan para desayunar. Obviamente, ella llegó mucho antes que él, desayunó tranquilamente y siguió esperándolo. Después de media hora él apareció junto con su novia. "¡Qué comience el espectáculo!", se dijo a si misma.

Esperó a que la chica tomara asiento y cuando vio que él estaba por regresar, se levantó y se dirigió hacia él. Se colocó el anillo de compromiso que le había dado Zac.

– ¡Ryan, amor! –se lanzó encima de él y lo besó.

– ¿Qué...? ¡¿Quién eres?! –estaba confundido y la empujó lejos de él.

– Ryan... ¿qué está pasando aquí? ¿por qué esta mujer te besó? -era la novia, estaba alterada–.

– ¡No lo sé! –gritó, aún confundido– ni siquiera la conozco.

– ¡Qué maldito eres! –Brooke le pegó en la cara–. ¿No te acuerdas de tu mujer? –dijo, alzando la mano izquierda para que ambos puedan ver el anillo. 

– No puedo creerlo, ¡me has engañado! 

– La única engañada aquí, soy yo –dijo Brooke.

– Brenda, esto no es lo que parece –Ryan trató de acercarse.

– ¿Qué vas aclarar? Esto está más que claro, ella tiene ese anillo, ¡eso dice todo! ¡Eres estúpido! Creí en ti... –iba a llorar pero se contuvo– no me vuelvas a llamar.

Brenda se acercó a Ryan, le pegó muy fuerte en la cara y se retiró con lágrimas en los ojos. Luego de que Ryan se sobara en donde le había golpeado, se volvió hacia Brooke y la miró muy enojado. 

– No sé quien eres pero hiciste pedazos mi relación.

– Ah, no sabes quién soy –rió–. Está claro que yo si, esto no fue ningún error. Yo si te recuerdo porque fuiste uno de los que me rompieron el corazón. Ahora solo te estoy devolviendo el favor –le dio la espalda, estaba apunto de dejarlo pero la detuvo.

– Espera, eres... ¿Brooke?

– Sí, la misma –miró cómo la sujetaba– por favor, suéltame.

– No, has arruinado mi relación.

– Y tú mi corazón, creo que estamos a mano –le sonrió–. Ahora suéltame o tendré que gritar.

– Está bien, te soltaré –lo hizo pero de nuevo la detuvo–. Solo una pregunta más, ¿de verdad estás casada? 

– Y tú, ¿sigues siendo mujeriego? –sonrió–. Creo que mejor lo dejamos ahí.

– Brooke, he cambiado.

– ¿En serio? ¡Qué bueno que solo sufrí yo! 

– No... –hizo una pequeña pausa y miró hacia otro lado– perdóname.

– Muy tarde, me hiciste sufrir mucho y estas son las consecuencias. Adiós.

Salió directamente a su auto, quiso llorar pero se las aguantó. Se dirigió hacia la oficina de su amigo Andrew. Al llegar, estacionó su auto en el parqueadero y saliendo de este, se encontró con su padre. 

– ¿Me vienes a visitar? 

– Hola, papá –lo besó en la mejilla–. No, a Andrew. 

– ¿Qué hay con Henderson? –le preguntó con curiosidad–. ¿Acaso debo comenzar a decirle 'yerno'?

– ¡Qué buen chiste! –se rió con ganas.

– Bueno, hija, te dejo. 

– Está bien. 

Entrando a su oficina se chocó con alguien, era Andrew. Habían quedado tan cerca que podían sentir la respiración del otro. Era un momento incómodo. 

–Disculpa –dijo Andrew. 

– No te preocupes –se separaron y entraron a la oficina.

– ¿Qué necesitas?

– Nada en especial... –se lo pensó un poco– talvez, no sé, ¿quieres ir a comer algo? 

– ¿Me estás invitando a salir? –preguntó sorprendido.

– Como amigos, perdona, sabes cómo soy.

– No te preocupes, vamos.

Fueron en el auto de Andrew a uno de los mejores restaurantes en New York. Conversaron sobre trabajo, vida y más intereses, pasó un buen tiempo hasta que le tomaron el pedido. Mientras comían, Brooke se quedó mirando la puerta, se puso pálida cuando vio que entraban dos chicos.

– Brooke, ¿te sucede algo? –Andrew le pasó la mano por la cara para llamar su atención.

– ¿Ah? nada –Se los quedó mirando fijo, eran Zac y su amigo, aquel que vio hace unos días. Realmente era guapo. 

– Pues no parece. 

– Perdóname, quisiera irme, no me siento cómoda.

– Está bien, si quieres nos vamos ahora.

– Sí, solo déjame ir al baño.

– Hasta mientras pagaré la cuenta.

Estando el baño se lavó la cara y se miró al espejo. 

– Tranquila, respira. ¡No te enamores! Es el amigo de tu ex-novio... –se detuvo a pensar un rato–. Espera, eso es bueno, al parecer se tratan como hermanos, van a todos lados juntos... que tal si hacemos que su 'hermano' pague por lo que me hizo. Buena idea.

Algunos pensaran que está loca pero es una mujer que ha pasado por mucho, necesita eso. Después de tener ese momento raro, ella salió del baño y por segunda vez se chocó con otra persona. 

– Esto debe dejar de pasarme –se dijo a si misma.

– Perdona, fue mi culpa, iba distraído en el celular –dijo un chico pelo negro con ojos azules.

– No te preocupes, también estaba por otro lado.

– ¿Cómo te llamas? 

– Brooke Branson, ¿y tú?

– Ian Barrison –le mostró su hermosa sonrisa y Brooke quedó completamente perdida. 

 

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**Espero que les este gustando, comenten para saber qué tal les parece esta historia. Gracias por leer. 

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