Las historias tienen pausas

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Perder un libro es perder el alma del autor, pero no es sino hasta que las hojas se mojen y caigan al suelo que te puedes llamar un asesino... (borrar)...

Se encontraba el señor Enrique en su habitación escribiendo, pensando, sufriendo... siempre sufría por su falta de amor, en su pecho no caben más que fantasías de terror.

- ¡la muerte anda cerca! suena un enorme grito en el interior de Enrique, la habitación comienza a teñirse de un color gris y entra un enorme gordo con un rostro desfigurado, el estomago abierto y escamas de pescado por toda la piel

- ¿abro o cierro? Pregunta el monstruo con una enorme voz

Enrique se orina en los pantalones, pero su corazón sigue latiendo con normalidad, sus ojos facinados comienzan a observar a la criatura y su mente hace el mismo tic tac del reloj, entonces ese sonido lo ahoga hasta volver a la razón... había borrado todo lo escrito

- necesito unas vacaciones, se dice mientras arruga con gran tensión las hojas sobre las que cobra vida su imaginación

Eran las tres de la mañana, no sabía que hacer, bajo su habitación se encontraba una horrible mujer tratando de suicidarse, de pequeña se había quemado el rostro y por ello hoy en día sigue indagando en la soledad.

Enrique sale de su cuarto, vivía en un pequeño hotel, algo absurdo, pero no le importaba porque le llovía el dinero por sus excelentes historias de terror; en esta ciudad tan terrorífica ver a una persona que hace realidad sus sombras y que no se haya suicidado es como encontrar un político que reparta sus ganancias al pueblo

Enrique intenta bajar las escaleras con cautela, entonces, mientras da un paso seguido de otro, ve una oscuridad, casi al instante es llamado por esa presencia, él carecía de miedos, pero en su cuerpo guardaba mil y un deseos, tanto asesinos como sexuales, era su propia caja de pandora queriendo mantenerse cerrada por siempre; sin embargo, era un hombre muy culto y respetuoso... lo era.

- ¿hay alguien ahí?- toca la puerta, y aunque nadie le responde puede distinguir el peculiar aroma a sangre, entonces la boca se le llena a un sabor a hierro, como cuando lames un imán

Enrique golpea con gran fuerza la puerta, como en las películas, pero esta no se abre, entonces intenta abrirla hasta que se da cuenta que nunca estuvo con llave, un golpe fuerte para su ego, pues se había sentido como un estupido.

- ayuda- se escucha una voz desde el baño

Al llegar al baño se encuentra con una muchacha ensangrentada con un cuchillo en el vientre, Enrique le dice que va a morir y que si podía hacer algo para ayudarle que se lo dijiera, entonces ella le contesta: - dame amor

... se encuentran unos segundos de silencio por parte de él...

Nunca había amado, aunque esta podía ser su oportunidad

- lo haré- le responde

Entonces se quita la ropa y se mete en la tina llena de sangre, comienza a tocarla, a besarle el cuello, los labios y comienza a verterle sangre en los pechos, entonces la abraza al ver como las fuerzas de la muchacha se van...

- penetrame- le dice ella al oído, había esperado toda una vida por eso y no lo iba a dejar pasar

Entonces Enrique mete su pene como si fuera un arpón y comienza a hacerle el amor mientras le susurra al oído
- vente, o vete, cuando quieras- sus brazos tocan la espalda de la mujer con gran autoridad, sus caderas se empiezan a mover rapidamente y su espiritu empieza a buscar la luz cuando por fin logra venirse, entonces Enrique cierra esta magnifica escena con un - quien dice que los suicidios no pueden llegar al cielo

Al finalizar llega la policia y lo culpan a él, pero el le muestra con la grabadora que siempre llevaba para guardar las ideas el como ella se había suicidado y él solo le estaba ayudando, al parecer ese momento de silencio no había sido más que para encender la grabadora

- de verdad que necesito unas vacaciones

Parpados un libro de suicidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora