En la República, las monedas tenían un claro origen helénico. Parece ser que las primeras monedas romanas tuvieron su origen alrededor del 265 a.C., aunque antes de que apareciera la moneda, en Roma ya se utilizaban lingote de bronce llamados Aes rude o infectum, a los que posteriormente se les unirán otros con un peso determinado y de apariencia casi rectangular llamados Aes Signatum.