CAPITULO 2 : El castillo central

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Al despertar, siento un intenso mareo, tengo el oído un poco aturdido y la vista borrosa aunque de alguna manera...

El recuerdo llega a mí como un golpe en seco, al mismo tiempo mi vista se aclara y mi oído igual también me doy cuenta de que estoy acostado de lado sobre una cama un poco pequeña pero cómoda con una cobija roja cubriéndome, a pesar de que ya podía ver perfectamente aún me costaba reconocer el color de las sabanas son blancas o color crema.

Decido sentarme y me doy cuenta de que estoy desnudo además de que estoy en una especie de hospital, pues todo es blanco menos la cama y una lámpara que se encuentra sobre una mesita de noche que estaba pintada de blanco, debe ser una broma de Tom fue lo primero que pensé aunque, para que tanto esfuerzo en jugarme esta travesura.

-¡Mi madre me va a quitar el internet! – no pude evitar gritar eso.

- De hecho es posible que no lo uses en por ló menos un año- dijo un joven que entro por la puerta que estaba del otro lado de la habitación a un lado de la mesita de noche y se veía de unos 22 años pelo negro piel blanca como de 1.70 de altura y ojos de un color verde bastante similar a... no se me ocurre que cosa es de ese tono aunque a la vez es un poco raro ver ese color de ojos. Llevaba puesto una bata de doctor. De inmediato puse una cara de confusión.

- Qué bonito disfraz, ¿fue idea de Hian? Porcierto, ¿Dónde estoy?

-no, fue de William... estas en el ala medica

Reí un poco pues ese nombre lo conozco a la perfección Él es un guardián de muy alto rango

- Y ¿qué sigue? ¿Sacas tu hiwa y me dices que seré un guardián?- lo dije en un tono de absoluta burla pues tanto Tom, Hian y toda la escuela sabe perfectamente que mi deseo más grande es ser un guardián es una broma muy bien elaborada.

- eso depende en realidad. Si nos eres útil o no, en cuanto a mi hiwa- hiso un gesto raro como diciendo con los ojos "si insistes" pero con la mano "no te espantes".

Sentí un leve escalofrío y una leve preocupación. El "doctor" extendió las manos hacia abajo y las doblo de manera que sus palmas estuvieran boca abajo y sus dedos en dirección mía y las empezó a subir de manera lenta como si acariciara el filo de una espada. Cuando sus manos llegaron a la altura de sus pestañas, dio una vuelta rara con cada mano en direcciones opuestas y doblo los codos de manera que ambos puños se encontraron frente a su pecho y empuñando un par de espadas cortas totalmente verdes del mismo tono que sus ojos los cuales apuntaban a mí.

-¿Cómo lo hiciste?- al principio mi cara era de asombro pero después se tornó de molestia – dejo de ser gracioso de seguro las tenías escondidas.

-Para ser sincero si – dijo mientras las guardaba en una funda color verde que estoy seguro que no tenía cuando entro – pero es mejor así, imagina que nuestra hiwa estuviera por fuera y no oculta.

-¡Es enserio! ya basta – me puse de pie- dile a Tom que estuvo muy bien planeado pero que ya quiero salir.

-no se quien sea ese tal Tom pero te diré lo que haremos- lo dijo volteando la cabeza para no verme- saldré de este cuarto y avisare a Helena que ya despertaste, mientras yo hago eso tú te pondrás uno de los trajes que están en ese cajón – esta vez apuntando a la mesita de noche- para que no estés paseándote desnudo, y luego me esperaras sentado en esa cama ¿entendiste?

-Claro que n... - antes de terminará vi como el extendía su mano hacia mí y con una especie de cuerda o tentáculo hiso que me desmallara.

Al despertar me encuentro de nuevo en la cama pero esta vez sobre la cobija y boca arriba y ya no estoy desnudo si no con una especie de traje negro diseñado para deporte tal vez y con una textura suave y lisa, tanto, que en algunas zonas siento que sigo desnudo.

HIWA:  justicia o poderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora