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Llegamos a casa, era uno de esos días dónde el día es alegre y no apetece nada más que comer un pedazo de hielo.
-¿Nina tu quieres helado o hielo? - me pregunta la graciosa Clara.
-¡Sabes que siempre eligire hielo!- suspité sin más.
En ese momento llega mi hermano más conocido como el niño rata, la verdad es qué ese apodo se lo puse yo, y no queda nada mal, mejor dicho me satisface.
Justamente en ese momento llega Cristian mi hermano -Tú cabezona ven a recojer la habitación qué ayer la hice yo-
-No me dejas respirar ni un momento, niño rata.- dije con cara de venganza. Él odia que le diga así.
-YA VENGO CABEZÓN-grité sin más.
-no te olvides de arreglar la habitación que sino me chivo- me dijo el muy cabron.
-Que si pesao!- y dicho esto salí a fuera con Clara, decidimos ir al parque de siempre -Nina tienes el porro o no?- me dijo con curiosidad.
-Mi amor ni lo dudes, que aquí tengo lo que nos gusta-. Sin más saqué, lo armé y a la misma vez lo prendimos. Necesitábamos relajarnos por un momento, y más aún sabiendo que se nos terminaba las vacaciones. Quién diría que en tan poco tiempo y sin disfrutar el verano, ya volveríamos a la misma rutina de siempre.
Y encima, la decepción de mi despedida.
-Gracias perra por compartir conmigo todo , eres la mejor- le dije a Clara.
- Y tú que cabrona, te me vas a estudiar a Italia y no nos veremos durante un año, almenos eso es lo que creo. ¡No quiero imaginarme una vida sin ti hermana, me dejas sola, pedazo de cabrona!-. Me dijo Clara con lágrimas en la cara.
Terminamos la larga charla de mi gran viaje con lágrimas y risas. Después de todo, volvimos cada quien a sus correspondientes casas. Me dolía tanto dejar a la pequeña Clara sola, es mi mejor amiga y nunca antes me había dolido tanto dejar a una hermana de otra madre sola. Dejé a un lado todos mis pensamientos y me dirigí hacia mi casa, ya que me tocaba una limpieza a fondo de mi apreciada habitación.

Seis meses después de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora