Parte II (Final 7u7)

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Pov. N
Sentí mi cuerpo adormecido y apenas podía abrir los ojos. Cuando pude acostumbrarlos a aquella luz que llegaba de lleno contra mi rostro, pude percatarme que estaba en un lugar extraño. Examiné aquel espacio y me di cuenta que era una sala cerrada. Poco a poco comencé a mover mis brazos, aún algo adormecidos, y me apoyé en ellos hasta reincorporarme. Miré hacia un lado y vi a Leo en el suelo, estaba dormido al parecer. Me alivió un poco saber que no estaba solo, pero la preocupación ahora era saber cómo habíamos llegado aquí y cómo saldríamos.
Agité suavemente el cuerpo de mi compañero y éste reaccionó casi al instante. Se levantó de golpe y eso pareció haberlo mareado y quedó de rodillas mientras apoyaba una mano sobre su sien.
-¿Estás bien?- dije preocupado y procurando que no me pasara lo mismo.
Asintió levemente con la cabeza y comenzó a examinar el lugar.
-¿Dónde estamos?- me miró con su expresión seria.
Negué un par de veces con la cabeza y entonces una voz apareció de la nada, sorprendiéndonos a ambos.
-Veo que ya han despertado- decía con un aire de superioridad.
-¡¿Quién eres?!- dijo Leo molesto y mirando en todas direcciones.
El sujeto soltó una risa que resonó en aquella sala en la que nos encontrábamos.
-¿Para qué nos trajiste?- traté de calmarme y entender la situación.
-En realidad mi idea era sólo traerte a ti, Cha Hakyeon.
-¿Yo?- dije con un escalofrío recorriendo mi espalda.
-Pero bueno, tener a otro conejillo de indias no suena tan mal- comentó antes de soltar otra risa y después dejó de hablar.
-¿De qué está hablando? ¿Qué van a hacer con nosotros? ¡¿Qué quieres decir con eso?!- entré en pánico y estaba por perder la cordura, pero entonces Leo me sujetó de los hombros e hizo que lo viera directamente a los ojos.
-N, cálmate, nada malo va a suceder- decía mostrando una leve sonrisa que me tranquilizó un poco.

El tiempo parecía un misterio para nosotros, nos habían quitado nuestros teléfonos a ambos y desde esa charla con el sujeto nada más había ocurrido. Observé la luz de la ampolleta que iluminaba el cuarto cuando de pronto ésta baja su intensidad y apenas puedo distinguir las cosas. Me levanté del suelo e intenté ir con Leo según recordaba dónde se había metido.
-¿Leo, estás bien?- quise tratar de saber su estado.
-Sí, ¿y tú?
-Sí...¿qué es eso?- de pronto comenzó a llenarse la sala de un aroma dulce y a la vez embriagador.
-¿También sientes ese aroma?- decía como si tuviera algo en su boca, quizás trataba de cubrírsela y así evitar inhalarlo.

De pronto comencé a sentir mi cuerpo extraño. Dejé de moverme y pude percatarme de que mis latidos se volvían más acelerados, mi respiración se volvía agitada y un extraño calor comenzó a inundar mi cuerpo por dentro.
No entendía lo que estaba sucediendo y de pronto sentí mis piernas flaquear y caí de rodillas al suelo mientras sentía todo mi cuerpo arder.

Pov. Leo
-¿H-hakyeon?- trataba de controlar mi respiración que poco a poco se volvía agitada y pesada. ¿Qué era este aroma?

No recibí respuesta de su parte y eso me preocupó, si hace un rato estaba por volverse loco, ahora de seguro se pondrá peor. Con todas mis fuerzas traté de no caer y caminé hacia adelante y por suerte, pude sentir su respiración cerca, pero al igual que la mía, estaba agitada.
Me acerqué y coloqué mi mano sobre su hombro, a lo que reaccionó dando un leve sobresalto y soltando un gemido que calló apenas se dio cuenta de lo ocurrido.
Estaba sorprendido por su reacción, pero más que eso sentí que en ese momento algo dentro de mí se removió y por un momento deseé volver a escucharlo.
-L-leo... - decía entre jadeos- ¿Qué está sucediendo?
Su voz al decir mi nombre hizo que otra vez se removiera algo dentro de mí, y sin poder soportarlo más me acerqué hasta él, lo tomé de ambos brazos y lo tumbé en el suelo, quedando yo sobre él. La luz comenzó a iluminar un poco más aquella sala y pude ver la expresión de sorpresa de N y su rostro que estaba algo sudado y con sus mejillas totalmente calientes. Ver aquel aspecto de nuestro líder y sumado a aquel aroma que se volvía más y más adictivo, me hizo tener la necesidad de ver hacia sus labios, los cuales estaban húmedos y carnosos a simple vista. Perdí la poca cordura que me quedaba y comencé a besar sus labios con desesperación. No recibí resistencia por su parte, pero sus labios parecían actuar torpemente y eso me pareció adorable. Poco a poco fui acercando nuestros cuerpos hasta que éstos empezaron a rozarse. Con cada movimiento que hacía, N se estremecía y se mordía el labio inferior en un intento por ahogar posibles gemidos que éstos le producían.
Sentía la necesidad de escucharlo así que comencé a provocarlo mientras pasaba mi mano por debajo de su camisa y la otra rozaba su entrepierna.
-A-ah~... L-leo, no- suplicaba tratando de controlarse.
-Está bien, no tienes por qué contenerte. Es este aroma el que te provoca estas reacciones, así que sólo relájate y deja que me ocupe- dije cerca de su oído y luego lo mordí juguetonamente.
Como si aquellas palabras le hubieran hecho efecto, comenzó a gemir con cada caricia que le hacía, era como si escuchara la melodía más bella de toda mi vida.
En varias ocasiones llegó a estremecerse hasta arquear la espalda, como si buscara más contacto entre nuestros cuerpos.
De pronto sentí una de sus manos rozar cerca de mi entrepierna y solté un gruñido por tal acto sorpresivo.
-Tú también...necesitas disfrutarlo- dijo esbozando una leve sonrisa, a lo cual me acerqué a sus labios nuevamente y comenzamos a pelear con nuestras lenguas buscando a quien dominara al otro.
Moví mis manos sobre sus pezones haciendo que gimiera otra vez y permitiéndome tomar el mando de su boca.
A los pocos segundos sentí que las ropas estorbaban y desabroché con cierta brusquedad su camisa, dejando su torso expuesto a mis ojos y apreciando sus botones que ya se hallaban duros.
Besé y mordí su cuello para dejar mis marcas, a cada una respondía con suspiro diciendo mi nombre. Luego proseguí con su pecho, hasta llegar a unos pantalones que obstruían mi camino.
Me apresuré en quitárselos y en eso me di cuenta de un bulto que sobresalía de su entrepierna.
-N-no te quedes mirando eso- dijo avergonzado y tratando de cubrirse, pero lo tomé de ambas muñecas y las dejé por sobre su cabeza mientras que con mi mano libre comencé a tocar su erección.
-A-ah... Ahh~... L-leo...- decía mientras su cuerpo temblaba ante mi tacto. Mirar su rostro en aquellos momentos me hacía desearlo aún más.
-Si sigues llamándome de esa manera no me haré responsable de lo que suceda- hice una sonrisa traviesa antes de seguir.

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