Se despertó otra vez en el escritorio al lado de su laptop y unos cuadernos que no tenían más que garabatos, algo muy común de él. Se levantó y froto su cara con sus manos, echo un vistazo a su cuaderno - vas mejorando - se dijo, con una sonrisa sarcástica y burlona.
Entró al baño, se lavo la cara y observó su reflejo por unos instantes - ¿quien eres? - se preguntó, sin dar respuesta alguna y continuo con su ritual de las mañanas, desayuno, lavó sus diemtes, se arreglo y fue caminando a su escuela.
-¡Cat! ¡Oye espera! - escucho detrás de si y voltio, a lo lejos alcanzó a ver a Susan y se detuvo a esperarla.
- Buenos días señorita.
- Buenos días - contestó Susan agitada por lo rápido que tuvo que caminar para alcanzarlo.
- ¿como amaneciste? Te vez algo mal.
- Gracias, es lo que toda chica quiere oír por las mañanas. - dijo mientras lo miraba con el ceño fruncido. Él solo se dio a reír.
- Oye, te llamé hace rato para ver si aún seguías en casa pero contestó tu mamá y dijo que te fuiste temprano.
- Si, no termine una tarea y pensaba hacerla en el área de computo ¿qué se te ofrece?
- Hoy iré a un café con una amiga, "La puerta" ¿lo conoces?
-Si, pero ¿no es otro intento para emparejarme con alguien verdad?
-...tal vez, ¡pero esta vez es una gran chica!
-eso dijiste de la última y termino por...- Susan puso su mano en la boca de él al mismo tiempo que le dijo - ¡ya sé! Callate, no lo digas, esta vez será diferente
-esta bien - dijo como un suspiro - ¿a que hora debo estar ahí?
- cinco en punto - dijo con sonrisa de satisfacción - no faltes.Al llegar a la escuela cada uno se fue a su salón. Se despidieron de forma amistosa y ella le hizo señas que dieron a entender que eran respecto a su cita «no faltes, cinco en punto» pensó él.
Entro a su salón y solo estaba otro compañero dormido en una mesa -ok, tengo tiempo para la tarea-.- ¡por fin! - exclamo a sus adentros - termine, y quedan 10min antes de la clase, podre ir caminando tranquilo - tomo su mochila, su USB y se retiró tranquilo y en silencio.
Llegó al salón y ya estaban la mayoría de sus compañeros, paso a sentarse y esperar en silencio a que llegara el profesor.Salio sin prisa y a lo último, no le gustaba ese incomodo instante en que los cuerpos chocan desesperados por salir del aula.
Salio del edificio y miro su reloj, nada pretencioso pero elegante y casual, observó que eran las cuatro y media, la cafetería quedaba a 15min a pié.
Miro el cielo, inhaló profundo, y soltó el aire de forma lenta y continua, como un suspiro.Mientras caminaba paso por un pequeño parque y notó a dos niños discutiendo
- ¡no!, Fue tu culpa, nunca tiras bien la pelota - replico uno de los niños con un pequeño llanto -.
- Tú nunca atrapas nada, eres un mano de mantequilla - reclamo el otro niño con tono burlón.
Cat los observo por un rato «almenos no te quedara ese apodo de por vida» pensó, lo cual le recordó aquel incidente que lo marcaría con su peculiar sobrenombre «cat, que ingenioso pequeños idiotas, debí hacerlo con todos» pensaba, o almenos eso creía él sin darse cuenta que lo hablaba entre dientes.Todos molestaban a Alexander en la secundaria por el echo de que era un joven muy introvertido, por sus dibujos de paisajes y su gusto por la poesía. Todos los días era un tormento para él; insultos, apodos, humillaciones, agresiones, sus compañeros se las arreglaban para siempre dejarlo como tonto frente a quienes le hablaban y le arrebataban esa pequeña pizca de felicidad.
Un día llevó en la cabeza lo que le dijo su padre esa mañana mientras desayunaban como ley fundamental de vida -"el valiente vive hasta que el cobarde quiere"
hijo no digo que la violencia sea siempre la solución, pero habrá hijos de puta que siempre merecen una probada de su misma mierda -.
Ese día durante el receso uno de sus agresores se le acerco propinandole un golpe en la cabeza, Alexander no titubeó y con un movimiento rápido le soltó un golpe a la cara que pareció más un zarpazo que golpe, el niño grito fuerte y de una manera rasposa. Una de las uñas le había alcanzado el ojo del niño.
Cuando el niño salio de enfermería la enfermera declaró que el niño perdería el ojo, lo cual no preocupò a Alexander si no todo lo contrario; le gustaba la idea.
Después de ese día ya nadie lo molestaba más. se quedo solo hasta que conoció a Susan pero el apodo de Cat seria algo que llego para quedarse.