Microcuento.

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Ha encontrado paz en su cuarto a altas horas de la noche cuando empieza a llorar incesablemente,

por las mañanas le pesa levantarse y sonreír,

cree que pronto llegará el día en que será feliz -aunque,

en el fondo sabe que en verdad, 

falta mucho para eso-. 

baja la mirada cuando siente que la observan,

cree que sólo se burlan de ella,

tiene una mirada vacía,

no me imaginaba cómo estaría por dentro,

quizá queriendo desaparecer de aquel lugar.

Estaba siempre de mal humor aunque nadie sabía por qué,

en vez de preguntar por quién.

Yo me sentaba dos puestos detrás de ella y a veces,

me la encontraba en aquel parque que era mi favorito

y la veía sonreír,

al leer ese libro que tanto le gusta y yo tantísimo odiaba, 

nunca le hablé, 

creo que me asustaba la manera en que reaccionaría 

o tan sólo supiera de mi existencia,

me arrepiento tanto de no haberle hablado.

Aquella chica suicida dejó una nota:

"Querido Aaron, siempre esperé que me hablaras, 

te veía cuando me observabas desde el otro lado del parque que tanto me gustaba,

y tal vez me sentía segura al saber que no soy la una que lloraba por las noches.

Me gustaban tus ojeras, 

lástima que nunca supe qué se ocultaba detrás de ellas.

Con cariño,

tu chica suicida."

Y aquella nota fue lo único que dejó después de saltar ese puente.

Ese puente que me quitó a mi pequeña niña suicida.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2016 ⏰

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Microcuento (I)(Aquella chica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora