El abrasador calor hizo que me destape. Tardé unos minutos en abrir los ojos, pero cuando me decidí en hacerlo lo primero que vi fue el reloj de pared, que claramente indicaba que estaba llegando tarde a la escuela. Decidí bañarme a la vuelta del colegio, así que me cambié mi pijama color crema por una musculosa negra con letras blancas que decían "Live Your Dreams" , un jean tiro alto azul gastado y roto y unas converse "Chuck Jaylor" negras con cordones blancos. No desayuné - ya que mi organismo no lo necesita - o sea que partí a la - para nada - adorada escuela.
El camino fue tranquilo, me vi forzada a ir caminando ya que mi auto está en el taller. Se escuchaba el canto de los pájaros y el rozar de las ramas de los árboles, obviamente mis super-sentidos eran los que los captaban.
Mi instituto era enormemente grande, por lo tanto había demasiado desorden. Dudé antes de pasar por el medio de un grupo de chicos que se pusieron a charlar exactamente en la puerta de entrada. El timbre que estaba en la pared arriba de mi cabeza sonó, estuve a punto de caer aturdida por taaaaan ruidoso chillido.
Troté por el pasillo - que cada vez tenía menos personas - hacia mi casillero. Saqué mis libros y salí disparada (tropezándome cada segundo y medio) hacia el salón de historia. Entré y me senté en una mesa vacía. Pude notar que la profesora no había llegado al aula.
Un chico de más o menos mi edad cruzó la puerta. Todos mis sentidos se alteraron. Me sentía amenazada, estaba alerta. Cuando crucé miradas con él se quedó en seco. Sus ojos estaban tan rojos como suponía que estaban los míos. El chico dio media vuelta y caminó con mucha velocidad hacia la salida, yo repetí su acción. Si eso era un ángel ya no me sentiría tan sola, por fin alguien con quien hablar sobre anécdotas de guerra, alguien a quien ya no esconder secretos. Sería un gran alivio.
Ya afuera, no alcancé a verlo, pero sí a escuchar unos pasos en el gimnasio de la escuela. Corrí supernaturalmente (literal) hacia allí, pero cuando entré algo me emboscó y me tacleó. Cuando caí logré ver al chico, el cual me sostenía de los brazos contra el suelo. Sus ojos ahora eran negros, sus colmillos habían crecido cual vampiro y su fuerza... por más que intentaba zafar de su agarre, su fuerza superaba la de un ángel, imposible. Una idea que me heló la sangre cruzó por mi cabeza, la suprimí al instante, pues si era verdad, quisiera pasar mis últimos momentos sin preocupaciones a tal rango.
-Ejem, ¿Te importaría salir de arriba mío para que logremos platicar como personas civilizadas? - Le dije con una paciencia de tortuga embarazada nadando a un km de la costa. -Estas lastimando mi muñeca -Me soltó y se paró. Hizo el amague de ayudar a pararme pero suprimió la idea. A continuación dio media vuelta para dar algunos pasos, luego darse vuelta hacia mí y finalmente preguntar.
-¿Hace cuanto tiempo estas en la Tierra?- No respondí a lo que le pudo dar fin a mi adorada vida - ¡RESPONDEME!
-No te incumbe - dije segura. Sus ojos cautivadores que seguían negros me miraban con impaciencia - 5 - Contesté finalmente.
-Más te vale que no estés mintiendo.
-Amigo, tienes claros problemas de confianza.
-Pruébalo - Dijo.
-¿Qué te piensas?¿Que me arriesgaré a que tu seas un demonio del lado del diablo? Estas loco - Él sacó sus colmillos (los cuales olvidé mencionar que estaban desaparecidos) y se me acercó peligrosamente.
-Te aseguro que peligra más tu vida ahora que con el diablo- Me tomé un segundo y de mala gana, obedecí sacando mis alas, que por no salir en tanto tiempo estaban percudidas. Él quiso tocarlas, pero las corrí inmediatamente.
-¿Que quieres? - Le pregunté
-Técnicamente, a ti -
-Aww, ¡Qué dulce! - Dije con sarcasmo
-No preciosa -Dijo acercándose a paso lento -Quiero tus alas - Remarcó con una sonrisa. Pude ver después, la luz proveniente del filo de un cuchillo. En un movimiento sagaz, detuve su mano, arrebaté el cuchillo y lo clavé en su rodilla.
-¿Todavía las quieres?😊 pues ven a buscarlas - dije sosteniendo su mentón que chorreaba tanto sollozos como gritos ahogados y rozando su mejilla con las plumas de mis alas - Preciosa. - Arranqué el cuchillo de su rodilla.
Corrí y escalé velozmente la pared del gimnasio, entrando por la ventana al segundo piso. No se suponía que haya nadie en la escuela ya que se había terminado la jornada.
Demonios, ¿Porque me puse mis converse hoy? Ya se gastaron.
Ya me veía saltando por la ventana, cuando una fuerza sobrenatural me atrajo hacia el suelo. Con el gran dolor de cabeza como despedida, todo se puso de color negro.
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You Are One Of Them
Teen FictionDime, ¿Quién dijo que los ángeles son sumisos guardianes de brillante armadura que luchan contra los demonios defendiendo fielmente a los humanos? Lamento desilusionarte pero, esta es la historia de lo que se podría llamar un "diabólico ángel", corr...