"Escape"

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La noche comenzaba a presentarse y Benjamin Tennyson estaba recostado en su cama. El adolescente sólo se quedaba quieto, mirando hacia el techo.
Cerró sus ojos un momento, mientras suspiraba y se sentía mal consigo mismo.
Había anhelado tanto volver a su planeta, pero definitivamente toda esta situación lo tenía más que perdido. Debía enfrentarse al hecho de no poder ver a sus padres, más que algunas pocas veces cuando se escondía entre los arbustos para espiarlos. Cada vez hacía más amigos en el colegio, y sabía que en algún momento la verdad se revelaría, y Zack dejaría de existir para ellos. También estaba el tema de Gwen, fundamental. Si bien estaba muy extrañado con el cambio drástico de comportamiento que había sufrido su prima, aprendió a acostumbrarse a eso, tal como si ella hubiera sido de esa forma siempre. Lo único que realmente le importaba era estar cerca, a su lado.
La amistad fue creciendo y él no podía estar más feliz, y cuando estuvo a punto de perder su confianza, temió que ella se alejara de su vida.
Últimamente, y por más que le costaba reconocerlo, había sentido un cambio en sus sentimientos con ella. A medida que pasaba tiempo con ella, entendía porque la mayoría de los chicos del colegio morían por tener una cita con su prima. Gwen era muy inteligente y aplicada, pero también tenía un lado salvaje y rebelde. No dudaba en saltarse una clase o escaparse del colegio. Si bien su vestimenta seguía siendo bastante femenina, fumaba, maldecía y se juntaba con chicos que vestían pantalones rotos y chaquetas de cuero y mezclilla.
Recordó cuando se quedó dormida en su camioneta. Esa fue la primera vez que la observó cómo una chica, y no cómo su prima. Y es que en toda esa farsa, él era un chico solamente, y ella una joven. Una hermosa joven, de cabello rojizo y ojos resplandecientes color verde.
Descubrió que ella sonreía más cuando estaba con él, y eso le encantaba. Amaba su sonrisa, la hacía lucir tan hermosa.
Al principio se sintió horrorizado al siquiera pensar eso. Ella era su prima, su familia. Imaginó que la había extrañado tanto, que estaba confundiendo y mezclando todo. Pero no, con cada día que pasaba el iba notando lo bella que era.
Estaba aterrado de admitirlo, pero se estaba enamorando.

El sonido de su celular lo sacó de sus pensamientos. Lo tomó y como si fuera obra del destino observó que era una llamada, de Gwen.
Se tomó unos segundos para calmarse, antes de atender.
–Hola Gwen – habló sonriendo, mientras su vista permanecía en su lámpara de techo.
– ¿Tienes algún traje elegante en tu armario? – preguntó ella, dejándolo confundido.
– ¿Qué? – Ben alzó una ceja, mientras no entendía a que iba todo eso.
– ¿Lo tienes o no? – cuestionó la pelirroja, y él se sentó en la cama.
–Si, tengo uno – le dice – ¿Por qué me lo preguntas?
–Genial – susurró ella – pídele prestada la camioneta a tu tío y ven a mi casa.
– ¿Ahora? – el muchacho preguntó extrañado, viendo cómo el reloj marcaba las 21:50
–Si, ahora. Mi padre ha hecho una reunión formal, donde invitó a sus mejores clientes, y quiero que vengas también.
–D-De acuerdo – contestó Ben. Sabía que su prima podía ser espontánea, pero eso no se lo esperaba.
–Oh, una cosa más – agregó ella.
–Si, dime.
–Estaciona la camioneta a varias calles de mi casa, y camina hasta el jardín trasero.
– ¿No debería tocar la puerta y que me reciban tus padres? – Ben preguntó, un tanto extrañado.
–No, tú hazme caso. Te espero.
Tan pronto terminó esa frase, ella colgó la llamada. Él se quedó unos segundos confundido, pero luego decidió cambiarse rápidamente de ropa. Sabía que aquello estaba mal, pero no podía negarse a verla.

Ben caminaba por las calles de Bellwood, en el silencio de la noche. Había estacionado su camioneta varias calles atrás, tal como le había indicado la pelirroja y ahora caminaba rumbo a su casa. Vestía un traje elegante, con un sacó y unos pantalones negros. También tenía un moño del mismo color. No estaba muy convencido de usarlo, pero finalmente se había decidido a hacerlo.
Una vez que llegó a la casa de su prima, se escabulló con sigilo hacia el jardín trasero.
Lo encontró totalmente vacío, y comenzó a preguntarse qué era lo que planeaba Gwen.
–Zack – escuchó como susurraban su nombre y buscó por todos lados con la mirada – aquí arriba.
Subió su vista y observó a la pelirroja en su cuarto, asomarse por la ventana. Ella le dedicó una sonrisa, antes de salir por allí y crear unos escalones con sus poderes, para poder bajar tranquilamente.
A medida que lo hacía, Ben se quedaba totalmente impresionando. Ella traía un vestido blanco largo, y unos zapatos de tacón. Su cabello estaba suelto, y traía un collar color dorado, del cual colgaba un pequeño corazón.
Gwen finalmente llegó al suelo y sonrió observándolo, antes de tomar su mano y caminar lejos de allí.
–Espera – Ben habló al notar cómo se estaban alejando de la entrada de su casa – ¿No vamos a entrar?
–Claro que no – le responde ella, sonriendo – tú y yo vamos a irnos mientras termina esta aburrida fiesta.
–Entonces... ¿Por qué me has hecho vestirme así? – pregunta, sin entender.
–Oh, eso – ella responde peinando su cabello con sus dedos – pues porque no quería ser la única que vistiera de esta forma tan elegante... Y porqué pensé que te verías lindo en un traje.
La pelirroja dejó salir una suave risa, y caminó como si nada a la camioneta.
Ben se quedó un segundo quieto, mientras su mente recordaba la última frase. Una leve sonrisa apareció en su rostro, antes de seguirla.

– ¡No puedo creerlo! – la pelirroja exclamó con alegría – ¡Amo este disco!
Luego de su "huida", ambos habían ido a la casa donde se alojaba el muchacho. Se encontraban en su habitación. Ben estaba sentado en la cama, observando a su prima, quien revisaba la colección de discos que Diamante había comprado. En realidad, no sabía qué clase de música había. El alienígena solamente había comprado varios discos y demás artefactos, cosas típicas que habría en una casa típica. Todo era cuestión de apariencias.
Gwen puso el CD en el reproductor que había en el cuarto. Inmediatamente, una suave música de Jazz comenzó a sonar, inundando la habitación.
La pelirroja sonrió, mientras se dejaba llevar y lentamente comenzaba a danzar balanceándose, cerrando sus ojos.
Él solamente la pudo observar, totalmente maravillado. Se movía lentamente, mientras daba algunas vueltas, haciendo que su cabello rojizo acompañe sus movimientos. Benjamin Tennyson se quedó admirándola varios segundos. Era hermosa, no había duda de eso. Ahora comprendía como la mayoría de los chicos del colegio soñaban con tener una cita con ella. Era la mezcla entre perfección y exotismo. Delicadeza y rebeldía.

Antes de que pueda seguir admirando a su bella prima, ella tropieza con su propio vestido largo. Gwen pierde el equilibrio y cae sobre su compañero, quien estaba sentado en la cama. Ambos terminan tumbados en esta, ella sobre su cuerpo.
Sus miradas se encuentran y los jóvenes permanecen así, sin importarles el resto del mundo.
–Lo siento – susurró con una sonrisa la pelirroja, mientras colocaba mechones de su cabello tras su oreja, ya que este había caído en cascada al costado del rostro del joven.
Ben no respondió, solamente admiró sus ojos, sintiendo el extraño impulso de acercarse aún más. Ella también lo sentía, pero antes de que puedan hacer algo más, la puerta de la habitación se abrió.
–Oh, perdón – Diamante, quien había entrado para ofrecerle algo de comer a los jóvenes, quedó completamente confundido con esa escena – venía a ofrecerles algo para comer.
–Se lo agradezco mucho, señor John – la pelirroja se separa de su primo, incorporándose y alejándose unos metros – pero no tengo apetito.
El alienígena asintió y le dedicó una mirada a Ben, antes de cerrar la puerta y dejarlos nuevamente solos.

–Entonces... ¿Hay una fiesta de negocios en tu casa? – preguntó Ben.
La pelirroja suspiró mientras rodaba sus ojos.
–Si, muy aburrida – respondió mientras se sentaba en la punta de la cama, junto a él – mis padres creen que estoy durmiendo en este momento.
– ¿Y qué tal si suben a tu cuarto y no te encuentran?
–Tengo un maniquí al que le coloco una máscara de desplazamiento de plasma – le responde la pelirroja – y si eso no funciona, mis padres llamaran a mis amigos para ver si estoy con ellos. Cuando se comuniquen con Michael, él les dirá que estoy allí. Mis padres lo adoran, así que se quedarán tranquilos.

Ben comprende que la relación de Michael y su prima tal vez era más sería de lo que esperaba, y la observa.
– ¿El es tu novio? – pregunta de una vez por todas.
– ¿Michael? Claro que no – Gwen le responde, sin poder evitar reír ante esa idea.
–Pero lo fue en algún momento – Ben prosigue con un poco de temor. No quería que ella pensara que la estaba interrogando – ¿No es así?
La pelirroja observa a su primo a los ojos y ríe suavemente, antes de responder.
–Si, lo fue. En ese entonces yo tenía trece años, y él quince – le susurra – solamente duramos un par de meses. Michael es un buen amigo y lo aprecio mucho, pero como novio es un desastre. Simplemente no congeniamos, sin mencionar que su ego es demasiado grande.
El joven Tennyson comienza a reír suavemente, más aliviado, y ella hace lo mismo.

Ben solamente se queda observando el techo, pensando en que tal vez tenía una oportunidad con ella, aunque sea cómo Zack. Parte de él sabía que aquello estaba mal, pero no podía evitar sentirse así con ella.

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