Prólogo

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Su nombre, ya ni por su nombre era llamada, todos se dirigían con pronombres como Ella y Eso. No hablaba con nadie y nadie con ella, los profesores tampoco la apreciaban.
Sus padres no eran malas personas, siempre querían lo mejor para ella, pero eso fue antes de que murieran tras un accidente. Fue criada por sus abuelos desde entonces.
Ella estudiaba, pero sus profesores siempre le buscaban los más mínimos errores para que desaprobara. Excepto un profesor el cual era justo con ella, ese profesor enseñaba filosofía, era bastante sabio para su corta edad de 23 años. Ese profesor se esforzaba para que ella se valorara por si misma, que aprendiera a no escuchar lo que los demás dicen de ella. Todos sus intentos fueron en vano... La chica seguía callada, sin ningún tipo de expresión. Pero nadie sabía que ella escondía grandes dotes, pero hasta que no se expresara, nunca demostraría que era capaz de grandes cosas.

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