Ella estaba harta de existir, estaba cansada. Cansada para comer, para andar, para hablar. Pero a pesar de eso estaba obligada a asistir al instituto. Un día más en ese horrible centro, lleno de personas asquerosas que lo único que desean es llegar a ser reconocidos. Pero para qué quieres llegar a hacerte tan conocido en un centro donde dentro de un par de años nadie va a saber quién eres. Solo la persona que se tiró a uno en el baño, o la persona que fue la reina del baile. Luego cuando tengas ya una edad y madures, te darás cuenta de todo el tiempo que has perdido haciendo estupideces.
La gente no entiende como puede llegar a ser así. Tiene familia y vive en un buen lugar. Sus padres se pasaron días preguntándole que por qué había cambiado, hasta que llegaron a un punto en el que se cansaron y empezaron a tratarle como si no hubiera relación ninguna.
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Un día más.
Me desperté sin ningún signo de estar cansada y pensé lo que pasaría hoy. Otro día más de instituto, otro día en el mismo edificio que esas asquerosas personas. Eso significaba que hoy tendrían que soportar a la inútil de Alaska intentando ser amable conmigo, al estúpido hermano de Alaska, Tom, intentando acercarse a mí y a algún imbécil más intentando burlarse de mí, aunque al final acaben ellos perdiendo.
La verdad es que ahora si que me siento cansada, podría fingir estar enferma o podría también tirarme desde un cuarto piso.
Nada de eso funcionó, ya que mi madre me arrastró hasta el instituto.
Cabreada, como siempre, me dirigí a las puertas del centro para entrar de una vez por todas. Recibí miradas y murmuros. Yo simplemente no me dejaba ver débil, iba hasta mi taquilla con la cabeza alta mirando a un punto indeterminado del pasillo. Cuando llegué ya estaban Alaska y Tom al lado mía dando por culo, como todas las mañanas.
-Hola Zenda ¿qué tal estás? faltaste toda la semana pasada ¿por qué? ¿te pasó algo?- Habló rápidamente. Su voz me molestaba.
-¿Tengo pinta de que me haya pasado algo?-Respondí dirigiéndome hacia mi primera clase, matemáticas, agh.
-No, o sea sí, o sea no, n-no sé.- Contestó nerviosa mientras me perseguía.
-¿Puedes callarte? me molestas.- Esas fueron mis últimas palabras antes de sentarme sola al final de toda la clase, ignorando a todos, como siempre.
Acababa de tocar el timbre y eso solo significaba una cosa, almuerzo.
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A Zenda le encantaba esa hora libre, podía irse a cualquier sitio alejado de todos y que nadie le molestase. Zenda estaba tranquila, leyendo su libro favorito por tercera vez,hasta que sintió la presencia de alguien. Ella se giró y vio a una chica a la que más o menos le echaba un año más que yo. Iba fumando y con cara de pocos amigos. Ella simplemente la ignoró.
Ya llevaba media hora ignorando a la tipa del cigarro, bueno, de su cuarto cigarro y se estaba hartando. Por una hora que tiene libre ¿no la puede dejar sola? Se armó de valor y dijo:
-¿Necesitas algo?- Pregunté utilizando mi tono más borde.
-No.- Respondió la chica.
Yo cansada y sin ganas de discutir cogí mis cosas y me largué para dirigirme a otro banco. Lo más sorprendente es que la chica me siguió. Lo primero que pensé fue que a lo mejor se tenía que ir o iba a sentarse a otro banco, pero no, la chica me seguía siguiendo. Cansada paré y le pregunté en un tono brusco:
-¿Pero a ti que te pasa? ¿ eres una especie de acosadora o algo por estilo?
-Si fuera una acosadora no perdería mi tiempo en ti, tu vida es demasiado aburrida.- Esa respuesta me dejo un poco paralizada, no me lo esperaba, se le veía tímida.
-¿Y entonces qué coño te pasa?
-Wow, qué buen humor que tienes amiga.
-Solo quiero que una completa desconocida deje de seguirme y pueda descansar en paz.
-Tampoco es que tengas ningún conocido, ya que no dejas que nadie se acerque a ti, no sé cómo él me pidió que hiciera esto.
-Hacer el qué.- Qué le pasaba a esta chavala y quién era el que le había pedido que se acercase a mí.
-Si lo quieres saber ven a esta dirección a las 6, él tiene ganas de conocerte.- Dijo entregándome un papel y yéndose.
Abrí el papel y busqué la dirección en google maps.
Fábrica abandonada.
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Zenda
Teen FictionZenda no era la más bonita, tampoco era la más inteligente ni la que más destacaba. Zenda era solitaria, huía de todo el que se le acercaba. Ella no quería amigos, no quería hacerse notar, ni salir a la calle. Zenda odiaba las fiestas. Zenda creía o...