Dicen que soñamos con aquello que amamos, tememos o ansiamos con todas nuestras fuerzas.
Hace siete años que no persigo un sueño. Hace ya siete años que el idílico deseo de algo mejor me abandonó. Mi esposo intenta hacer que piense en otros asuntos, que no interfiera en temas que no me incumben, que me preocupe por mis tareas...que confíe en él. Embustero. Truhán. Cada noche, mientras concilio el sueño, lo quemo vivo en mi mente. Será que lo ansío con todas mis fuerzas.
Debí haberlo hecho cuando la oportunidad disfrazada de apetitosos manjares se postró ante mí, dispuesta a der devorada. El monstruo se encontraba en una gran explanada justo enfrente de casa, toqueteando su preciado juguete: un turismo desgastado por el paso del tiempo, procedente de Turkía. Era visible que antaño había sido de un color bermellón, pero por aquel entonces apenas se percibía un leve tono azafranado en su exterior. Un gran amigo de la criatura se lo entregó como un obsequio por sus maravillosas dotes financieras.
Embustero. Truhán.
Fue el premio que recibió a cambio de entregar a su propia hermana. La entregó a ese repuganante anciano. Lo vi con mis propios ojos. Vi cómo la pequeña miraba por última vez a su hogar, cómo su rostro se tornaba blanco, siendo ella de tez parduzca. Vi cómo rogaba a su familia piedad mientras se aferraba a su muñeca de trapo, ésa que yo misma le tejí como muestra de mi cariño hacia tan encantadora niña. Vi el miedo emanando de sus pupilas. Alsha tenía diez años. Me pregunto qué habrá sido de ella. Me pregunto si la alegría habrá vuelto a apoderarse de su dulce mirada.
El monstruo se regocijaba en su obsequio. Lo adoraba con sus gestos, lo acariciaba cariñosamente, lo mimaba con gusto.
Como de costumbre, un grupo de críos jugaba unos metros más allá de nuestra morada. Los juguetes escasean por estos lares, de modo que el pasatiempo preferido de los niños aquí es el lanzamiento de chinos, piedras y pedruscos. De pronto, el impacto de uno de estos juguetes naturales alcanzó el turismo. Un hilo de líquido ennegrecido comenzó a salir del depósito acto seguido. Entre maldiciones, insultos, y gritos de rabia, la bestia intentaba frenar el curso natural del líquido. Cuan ingenua. Usó ambas manos, su espalda, el dedo gordo del pie derecho e incluso su frente, hasta que cayó en la cuenta de que se encontraba rodeada de palos. Cogió el más próximo a su posición. Lo introdujo en el orificio que había causado la fuga y, acabando con ella, se enorgulleció de hazaña de tal calibre.
Se dio la vuelta y por fin pude ver al monstruo. Estaba completamente empapado de gasolina. Sus ropajes expulsaban combustible. Su pelo chorreaba líquido. Parecía como si se hubiese sumergido en el propio depósito.
Y entonces lo vi.
Corrí a la cocina, y es que me iba la vida en ello. Abrí el cajón situado justo debajo del fuego. Palpé a ciegas la caja de cerillas que a diario usaba para cocinar. Tomé una, y la guardé en el bolsillo de mi delantal junto con la caja. Agarré firmemente la cerilla con mi mano izquierda. Me dispuse a salir a la explanada de nuevo. Lo tenía claro. Podía hacerlo. Diez pasos más y estaría justo ante él. Era fuerte. Cinco pasos. Un empujón más.
De pronto, me miró sin decir una palabra.
Me miró fijamente y mi corazón dejó de latir. Mis músculos se paralizaron. La bestia sabía lo que me disponía a hacer. Ella lo sabía. Caí en la cuenta de que había partido en dos la cerilla que sostenía en mi mano izquierda. Estaba temblando. Mis manos estaban empapadas de sudor.
Entonces supe que no lo tenía claro. No podía hacerlo. No era fuerte.
Ahora echo la vista atrás y me pregunto a mí misma qué fue lo que me faltó en ese dichoso instante. Valor, tal vez. ¿Ganas? Lo dudo. Confianza. Confianza en lo que era capaz de hacer.
Valor y confianza.
De eso estoy muy segura.
![](https://img.wattpad.com/cover/68793415-288-k3a2f46.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sal
Художественная прозаA veces echo la vista atrás y me pregunto a mí misma qué fue lo que me faltó en ese dichoso instante. Valor, tal vez. ¿Ganas? Lo dudo. Confianza. Confianza en lo que soy. Valor y confianza. De eso estoy muy segura.