Capítulo 2

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OLIVIA'S POV

Cierro los ojos unos segundos y me dejo caer sobre el asiento. Me giro hacía la ventana y veo en primer plano la cara del chico de los hotdogs. Cuando me doy cuenta de que es él no puedo evitar sonreír. El viento revuelve su pelo castaño. Me devuelve la sonrisa. Dice algo que no logro descifrar, por culpa del cristal que nos separa. Frunzo el ceño sin perder la sonrisa, "¿qué?" digo moviendo lo labios. Se echa a reír. Saca un papel de su bolsillo y escribe algo antes de que el autobús tome más velocidad, corre para alcanzarlo y pega el papel en mí ventana. " 699251439". Esta última parte casi no puede leer de lo rápido que lo ha escrito. Suelta el papel y sigo con la mirada como vuela arrastrado por el aire hasta caer lentamente en sus pies. El autobús se va alejando y su figura se va volviendo cada vez más pequeña, le miro a sus ojos que se ven diminutos des de la distancia. Él todavía sonríe, me mira a los ojos también. Mete sus manos en los bolsillos traseros de su vaquero y se marcha, dejando el papel en el suelo y una gran incógnita en mi cabeza, ¿por qué ha escrito eso? Vale, eso si que no me lo esperaba. Me siento más confusa y desconcertada que después de una clase de matemáticas, le acababa de conocer. Tal vez solo quiere conocerme mejor, y a pesar de que el papel lo había sostenido apenas unos segundos he conseguido memorizar parte del número, que apunto corriendo en un trozo  de papel de mi bolsillo. El autobús dobla la esquina, a sí que ya no le puedo ver. Vuelvo la cabeza para acomodarme de nuevo, pero mi mirada se centra en la chica que se sienta detrás mía. Sus ojos son azules, su pelo negro y sus labios levemente rosados esbozan una sonrisa. Aparto la vista al ver que se ha dado cuenta de que le miro. Ella es quien avisó a la conductora de que una loca estaba golpeando la ventana, gracias a dios que lo hizo no me quiero imaginar que hubiera pasado si no lo hubiese hecho. Me hundo en una nube de pensamientos y preguntas ¡cómo es posible que mi mañana haya sido tan alocada?

De repente una voz me saca completamente de mi discusión mental

-Hola- me giro desconcertada. Miro hacía los lados pero no encuentro de donde procede, sin embrago, suena muy cerca.

-¿Dios eres tú?

Oigo una risa que va en aumento. Giro la cabeza instintivamente. La chica de antes ríe, sin todavía darse cuenta de que le estoy observando desde apenas unos centímetros de distancia. Me llevo las manos a la cabeza. Hay gente que tiene dones, unos para pintar, otros para los negocios o cosas a si, yo en cambio tengo el don de cagarla siempre, ya sea en una examen cuando dudas sobre una respuesta y la cambias en el último momento y luego resulta que la que habías puesto antes la tenias bien, o para iniciar una conversación y conocer a alguien.

Bravo Olivia, hoy estas que te sales.

Calla maldito subconsciente.

-Soy Roxan. -Esa voz tan peculiar vuelve a sonar y ha sobresaltarme. Abro los ojos, demasiado y sacudo la cabeza para librarme de otra de mis discusiones mentales...y sí, se lo que estáis pensando, a menudo ocurren, más de lo que deberían. Me extiende la mano y aunque tarde en reaccionar la acepto.

-Yo Olivia

Roxan's pov

-Encantada- le estrecho la mano sin poder ocultar, la sonrisa de mi cara. Puede que la conozca de hace 5 minutos, pero ya me cae bien. Supongo que porque es diferente, muy diferente a las personas que uno se suele encontrar por la calle. El tipo de persona que algún día me gustaría llegar a ser.
Olivia desvía su mirada a mi carpeta de la que asoma la información del internado. Me mira con curiosidad y pregunta:
-¿Estudias en el purplewaves?
-En realidad, va a ser mi primer año allí.¿ Por qué lo preguntas?
-Oh, por nada, yo también voy a ir estudiar allí por primera vez.
Sonreí de nuevo. Me reconfortaba el hecho de conocer a alguien de antemano. De momento, no tenía problema para relacionarme con gente nueva, pero eso era porque nunca había ido a ningún sitio con más de 200 personas. En el internado íbamos a ser por lo menos mil. Era uno de los más prestigiosos de todo South Park, así que no era de extrañar que estuviese siempre muy concurrido. Lo que más me sorprendía de toda aquella parafernalia, en la que se había convertido mi vida, era que me hubieran aceptado en un sitio como Purplewaves.
Mi móvil empezó a sonar con un pitido desagradable. Lo miré, dejando atrás mis pensamientos, y abrí los ojos con fuerza.¡No había ensayado para la prueba de admisión!. No me lo podía creer. Lo tenía todo planeado, como se le había pasado una cosa así. Olivia la miró claramente preocupada, al observar mi reacción.
-¿Estás bien?-
-La verdad es que no- me caía bien, yo nunca mentía a las personas que me caían bien-¿Sabes todo ese rollo de las pruebas de nivel? Pues es como una especie de audición y hoy con todo el lío que hay montado en mi casa, no me he acordado de ensayar.
Olivia miró su móvil.
-Bueno, son las ocho y cuarto, ¿A qué hora son tus pruebas?
Cogí la carpeta y la abrí. Leí la hora.
-A las nueve- miré por los cristales del autobús-¿ Sabes cuántas paradas faltan?
-Creo que ya es la próxima.
Me levanté y ella conmigo. Arrastré mi maleta, y ella sus bolsas. El vehículo paró de golpe y tuvimos que agarrarnos a la barra más cercana para mantener el equilibrio. Para mi suerte, nótese el sarcasmo, se me cayó la maleta en mi intento de supervivencia. Vi como unas manos grandes me ayudaban a cogerla del suelo. Fui a darle las gracias a Olivia, pero cual fue mi sorpresa al ver que habían sido las manos del atractivo chico que tenía enfrente quienes me habían ayudado. Me quedé muda del asombro, y de repente él se bajó con una sonrisa y se fue. Olivia,tan sorprendida como yo, bajó conmigo y pudimos divisar por fin nuestro destino.

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