Prólogo

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28 de Marzo de 2007.

Un cielo opaco cubierto de nubes anunciaba la llegada del otoño. El olor a humedad mezclado con el olor a los gases de los automóviles en la calle y el olor a café que salía del Starbucks de la esquina, formaban un ambiente cálido comparado con el frío que sentía en la punta de sus dedos, y su nariz, que no alcanzaba a ser cubierta por la bufanda de lana que llevaba puesta para la ocasión.
Se había levantado temprano esa mañana para asistir a una entrevista de trabajo, en la empresa que tanto ansiaba trabajar y no por vocación, sino porque sabía que la paga sería buena si lograba obtenerlo. Sus aspiraciones eran simples, pero estaba llena de sueños que deseaba hacer realidad en algún momento de su vida, como convertirse en bailarina profesional, escritora, actriz, fotógrafa, cantante, aunque esto último era lo más imposible desde la última vez que trato de cantar y casi destrozó por completo sus débiles cuerdas vocales. Cuando creía tener una voz grave y profunda como las que siempre había envidiado se dio cuenta que su garganta no fue capaz de emitir otro sonido además de un gruñido doloroso y el pánico se apoderó de ella rápidamente. La sola idea de no poder hablar nunca más la obligó a tratar de hablar de inmediato y comprobó que afortunadamente si podía hablar pero cantar, no más por ahora, mejor es ser capaz de hablar y conseguir un trabajo promedio, por ahora, a no poder hablar y ser una muda sin opciones de trabajo. Así que, con esa decisión anotada en su mente, prefirió volver a su realidad.

Caminó por la vereda con sus manos empuñadas dentro de los bolsillos de su abrigo y jugando con sus labios ocultos por la bufanda. Su mirada estaba pegada en el suelo con su mente vagando de un lugar a otro con las incertidumbres que toda adolescente alberga en su joven cerebro, o al menos eso creía ella. Quizás los demás jóvenes sólo asumían que sus vidas iban a ser tan normales como las de sus padres, teniendo que dedicarse a trabajos que no los hacen felices y no conseguir ningún tipo de reconocimiento por ello. Ella no quería ser tan fácil y rendirse solamente por escuchar unos cuantos comentarios negativos de parte de su familia o gente mayor. Al menos quería intentarlo y eso estaba haciendo en ese preciso instante.
Tomó un vuelo de cientos de kilómetros para llegar a lo que todos llaman 'el país donde los sueños se hacen realidad', 'el país de las segundas oportunidades', ni siquiera estaba segura de todos esos nombres, pero ahora era su oportunidad de corroborarlo.

Un auto negro que venía muy cerca de la vereda la hizo despertar de sus pensamientos antes de que este logrará dejarla empapada con el agua que estaba a los costados de la calle, miró hacia delante y observó a una pareja que estaba empapada. El novio inmediatamente se dio la vuelta para vociferar algunos insultos para el conductor del auto que manejaba como si recién hubiese tomado un manubrio, pero este se limitó a continuar con su camino. La chica le tomó el brazo y este la miró apenado asegurándose de que la chica estuviese bien o al menos mejor que él, ya que él fue el más afectado con lo ocurrido. Empapado de pies a cabeza luego de, obviamente, haber intentado proteger a su novia del agua.
Un grupo de hombres corpulentos aparecieron corriendo detrás de la joven pareja haciendo señas con los brazos.

- ¡Hey! ¡Stop! - gritaba el moreno - Stop! you gonna make yourself kill!

Se dio la vuelta para ver a quien trataban de detener y se percató que el auto negro se había detenido más adelante y trataba de retroceder pero se detenía de golpe o apagaba el motor cada vez que lo intentaba, en eso los hombres pasaron al lado de ella hasta detenerse frente al auto. El conductor bajó del automóvil con una enorme sonrisa en su rostro y con cierta vergüenza también reflejada en su mirada, como un niño que acaba de hacer algo malo.

- Sorry, guys, I'm so sorry - dijo el joven con una sorprendente voz suave y llena de ternura - It will never happen again, I swear.

Los hombres con rostros cansados y preocupados le dieron unas palmadas en la espalda al joven que no podía evitar cubrirse el rostro con las manos después que uno de los hombres le informará que había dejado empapada a una pareja y a Jessie casi la deja en las mismas condiciones. El joven miró a la pareja con un rostro entre preocupado y avergonzado, luego su mirada chocó con la de Jessie quien no supo como reaccionar cuando notó como un calor venía subiendo hasta quedar en sus mejillas, se quedó paralizada por un momento y luego quitó bruscamente la mirada para siguir caminando en la dirección en la que iba.

- ¡Hey! ¡don't go, please! - escuchó gritar al joven que al parecer iba intentar seguirla.

- Michael she's okay, go with them- escuchó como uno de los hombres le respondió.

Michael se llamaba el joven que conoció por primera vez aquella noche de 28 de Marzo.

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